Posible desaparición de mecanismo represivo tensiona G-2

A la cifra de oficiales que han pedido la baja y el racionamiento de la gasolina se une ahora una pugna sobre el posible desmantelamiento del Sistema Territorial de Descubrimiento, que ha provocado el cese del coronel Alejandro Mateu Alfonso como jefe de la Dirección de Enfrentamiento a la Subversión Interna.

Distintivo DSE en uniforme del Ministerio del Interior © ACN
Distintivo DSE en uniforme del Ministerio del Interior Foto © ACN

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La Seguridad del Estado lleva más de dos años padeciendo tensiones internas, cuyo último episodio se saldó con el cese del coronel Alejandro Mateu Alfonso como jefe de la Dirección de Enfrentamiento a la Subversión Interna (DESI), reveló a CiberCuba un oficial de la Contrainteligencia (CI) bajo condición de anonimato.

"No se trata de un plan pijama, sino que está en casa a la espera de un nuevo destino, pero la pugna por el posible desmantelamiento del Sistema Territorial de Descubrimiento (STD) provocó su salida del cargo; por no dar su brazo a torcer en los planes de para eliminar el mecanismo", explicó.


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Una parte de los jefes de la Seguridad del Estado defiende la necesidad de desmantelar el STD por los magros resultados operativos; influidos por la crisis económica estructural, la mala preparación de oficiales inexpertos, que presionan a agentes, Funcionarios Honorarios (FH) y Personas de Confianza (PC) para obtener frutos operativos, con el objetivo de ascender en la escala del organismo armado.

Otra parte de la oficialidad defiende la necesidad de mantener el STD, perfeccionándolo y tienen sus esperanzas puestas en una promoción especial de oficiales CI, que se graduará en 2023, e integrará un nuevo cuerpo represivo, cuyo nombre oficial permanece secreto, pero sería un equivalente a la Brigada Especial, en términos de Contrainteligencia.

El cuerpo especial creemos que será "otro fracaso" porque nos llegan informaciones que los "están engatusando para hacerles creer que serán mejores o superiores", y esa fórmula ya falló en promociones anteriores, no solo por haber descubierto el engaño, sino porque "ya no les hace caso ni el gato y muchos cubanos han perdido el respeto a la Seguridad (del Estado)".

La jefatura está "urgentemente necesitada de estimular la captación de nuevos oficiales, pero sobre todo, la permanencia en las filas, y para eso siempre apelan a los superlativos".

En 2021, a los oficiales CI graduados en un curso intensivo, los "engañaron, diciéndoles que -mensualmente- recibirían una cuota importante de pollo, aceite, arroz, frijoles, carne de cerdo, etcétera; y los engatusaron con vestuario nuevo, promesas de vacaciones en centros recreativos de varias provincias del país y el copón divino, pero a los dos meses de graduarse, chocaron con la triste realidad, pero ya eran militares sujetos a la subordinación reglamentaria".

Todo esto es lo que ha provocado que algunos se hayan atrevido a pedir la baja, pero lo peor es que estamos en una situación de "descojonamiento operativo", como se demostró con el "lío del 11J", que abrió "un debate interno sobre nuestras debilidades, que siguen sin resolverse".

Quienes no están dispuestos a suprimir los FHs; al que consideran piedra angular del STD, "alardean de la cantidad de miembros que controlan, y se ha establecido una emulación entre ellos a ver quien es el campeón territorial, provincial y nacional, aun cuando saben que el sistema nació (2010) debilitado por fraudes".

La orden que estableció dicho sistema fijó que, en cada CDR, tienen que reclutarse dos PCs, por cada circunscripción un FH y por cada Consejo Popular un Primer FH, atendidos todos por el oficial territorial; pero en muchos casos, oficiales inexpertos "llegaron a prometer un pago por la misión y el derecho a recibir estímulos materiales; incluidas vacaciones en hoteles y entradas para centros recreativos".

Los líos internos en el Ministerio del Interior (MININT) no son nuevos, como puede acreditar el veterano Ramiro Valdés Menéndez que, en su segunda etapa como ministro, tuvo que enfrentarse con generales y jefes de direcciones que no se subordinaban totalmente; circunstancia que llevó a Fidel Castro a relevarlo con José Abrantes Fernández.

"Del actual Ministerio (del Interior) no estoy al tanto, porque me jubilaron hace años; pero nosotros no dejamos que las broncas, que tuvimos y muy duras, lastraran el trabajo operativo", aseguró un ex oficial de la Seguridad del Estado.

El MININT es quizá el "organismo más complejo que tiene la revolución, antes y ahora; incluso los veteranos recordamos con pesar el suicidio (1971) de Eddy Suñol, siendo jefe de la Dirección Política por broncas con Pupo y su gente de la Seguridad", concluyó el veterano oficial, que insiste en la diferencia "tremenda, entre esta etapa y la nuestra".

En los últimos 64 años, los jefes de la Seguridad del Estado han sido Arturo Lince González (abril de 1958, Segundo Frente Oriental Frank País), dirigió el naciente Cuerpo de Oficiales de la Inteligencia Rebelde, al que se subordinaba el Servicio de Observación Campesina (SOC).

En agosto de 1958, Raúl Castro designó al comandante Raimundo Torres Raído y el capitán Augusto Martínez Sánchez jefes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM); y, 1959; entre enero y marzo, Fidel Castro creó el Departamento de Inteligencia del Ejército Rebelde (DIER), con el comandante René de los Santos Ponce, como máximo responsable y Abelardo Colomé Ibarra, con igual grado militar, como jefe de Operaciones.

El 26 de marzo de 1959, surgió el Departamento de Información e Investigaciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (DIIFAR) que, a finales de ese año, adoptó la nomenclatura de Departamento de Información G-2 MINFAR, que funcionó hasta junio de 1961, cuando pasó al naciente Ministerio del Interior.

A partir de esa fecha, los jefes del Departamento de Seguridad del Estado (DSE) fueron el entonces capitán Isidoro Malmierca Peoli y el ya citado Torres Raído, de origen gallego; subordinados ambos a Ramiro Valdés y Manuel Piñeiro Losada encargado de la Inteligencia subversiva para incomodidad de la Unión Soviética; cumpliendo órdenes directas de Fidel Castro, como hacían Orlando "Olo" Pantoja y Antonio "Pinares" Sánchez Díaz en la Dirección de Operaciones Especiales (DOE); a la que posteriormente se incorporó José Luis Padrón González, tras la inmolación de los dos primeros en Bolivia.

Raúl Castro aprovechó las Causas Especiales 1 y 2 para apoderarse del Ministerio del Interior, el único ámbito de poder que no controlaba, aflorando públicamente el entonces casi secreto jefe del DSE, general de división, Manuel "Manolito" Fernández Crespo, pasado a semiretiro junto con el también general Germán "Luis" Barreiro Caramés, jefe de la Inteligencia, hasta el saturniano verano de 1989.

La etapa de Raúl Castro como máximo dirigente cubano ha sido la de mayor rotación en el puesto de ministro de la entidad: Abelardo Colomé Ibarra, Carlos Fernández Gondín, Julio César Gandarilla Bermejo y Lázaro Álvarez Casas.

Previamente y por orden cronológico, desde 1959 a junio de 1989, fueron ministros del Interior: Luis Orlando Rodríguez, José "Pepín" Naranjo Morales (ambos desempeñaron la cartera de Gobernación), Ramiro Valdés; en dos etapas, 1961-1968 y 1979-1985, Sergio del Valle Jiménez (1968-1979) y José Abrantes Fernández (1985-1989).

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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