Las Tunas se ha quedado casi sin reservas de agua para enfrentar el inminente período seco, debido a la fuerte sequía que hace meses azota la provincia.
Hasta el cierre de noviembre, solo han caído este año 877,3 milímetros de lluvias, que representan el 86 por ciento del promedio histórico de 1,016 milímetros que suelen acumularse en los primeros 11 meses de cada año.
Esas cifras no bastan para aliviar las necesidades del territorio, cuyos 23 embalses se encuentran al 36 por ciento de su capacidad total.
Según informa el Periódico 26, la provincia acumula en este momento poco más de 127 millones de metros cúbicos de agua, cantidad insuficiente para hacer frente al período seco, que también afecta las cuencas subterráneas.
Los expertos estiman que la situación se agrave tras la conclusión del período húmedo y el fin de la temporada ciclónica en el océano Atlántico, aunque todavía podrían llegar algunas lluvias de las masas de aire polares continentales de América del Norte y las frías provenientes del océano Pacífico septentrional.
La situación más grave se reporta en el municipio de Jobabo, cuyas embalses están al 10 por ciento, seguido de Puerto Padre, al 20; y Jesús Menéndez, al 21.
En el municipio cabecera, los reservorios están al 40 por ciento de llenado, aunque el acumulado en los embalses Jobabito, Cayojo y El Rincón, de Majibacoa, garantizará el abastecimiento para varios meses.
En septiembre, unos 100 mil habitantes de Las Tunas, la quinta parte de la población de la provincia, sufrían las consecuencias de la falta de lluvias, que secó los pozos en 450 comunidades de los ocho municipios.
En el municipio Manatí, el ciclo de entrega en la zona urbana llegó a estar hasta en 27 días, solo se podían llenar de siete a 10 pipas diarias de las 30 que se necesitaba.
Ya por entonces unas 31 localidades de Puerto Padre y Manatí solo recibían agua dos o tres veces al mes, y se les hacía llegar en tren, que recorría hasta 100 kilómetros para abastecer esas comunidades.
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