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Orestes Lorenzo Pérez, el piloto cubano que en 1992 tomó un avión hacia la Isla para sacar clandestinamente a su mujer y sus hijos, a quienes el régimen no les dejaba salir del país, celebró un nuevo aniversario de su hazaña con un hermoso regalo.
Según mostró en su muro de Facebook, su hijo Reyniel le obsequió una réplica detallada del MiG-23 BN, el avión que pilotaba Orestes el 20 de marzo de 1991, día en que se desvió de la misión de entrenamiento que realizaba para tomar rumbo hacia la Estación Aérea Naval de Key West, en Florida.
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"Nos sorprendió con esta réplica detallada del MiG-23 BN que me trajo a los EEUU hace casi 32 años. Para lograrlo contactó al único artesano capaz de hacerlo, en Turquía. ¡Gracias, Rey, por este regalo que me llenó de emoción!", expresó.
Las fotos permiten ver el nivel de minuciosidad del pequeño avión, cuyo autor respetó hasta el más mínimo detalle del original.
Decenas de internautas felicitaron a Lorenzo Pérez por la iniciativa de su hijo.
"Un detalle maravilloso. ¡Todo un símbolo para la familia!", afirmó una pinareña.
"Habría que mandarle otra de regalo a Raúl", se burló un piloto desde Buenos Aires.
"¿Artesano?... ¡Más bien es un ARTISTA quien hizo esa pieza! Increíble trabajo", se admiró otro usuario de la red.
"Qué bello detalle de tu hijo, realmente ese avión cambió para bien el destino de tu vida y de tu linda familia", comentó un habanero.
El 19 de diciembre se cumplió el aniversario 30 de que Orestes Lorenzo Pérez lograra llevar a su familia a Estados Unidos.
Era un piloto de las Fuerzas Armadas cubanas que tras desertar en 1991, solo pensaba en reunir con él a su esposa María Victoria Rojas y a sus dos hijos, Reyneil y Alejandro. Al comprobar que el gobierno de Fidel Castro no les permitiría salir de Cuba, decidió jugárselo todo a una opción casi suicida: ir a buscarlos él mismo.
Según reveló en 2017 en una entrevista a Univision, "sin su familia no podía vivir", y tampoco podía tolerar "la humillación de una separación impuesta". Así que compró una avioneta y comenzó a preparar el rescate.
Unas amigas mexicanas que solían viajar a Cuba le entregaron a su esposa en La Habana las indicaciones de la operación, incluido el plano de la carretera donde los recogería y el código de comunicación que usaron. El piloto solo disponía de un minuto para permanecer en tierra sin que los aviones de guerra cubanos lo detectaran.
Finalmente, a las 5:00 de la tarde del sábado 19 de diciembre de 1992, Lorenzo Pérez recogió a su esposa y sus dos hijos, de 11 y seis años, en una angosta carretera situada frente a la playa El Mamey, cerca de Varadero.
El viaje duró 40 minutos. Tras su feliz llegada a Estados Unidos, la noticia de su hazaña, bautizada como el "Vuelo del Amor", recorrió el mundo.
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