Luiz Inácio Lula da Silva hizo un llamado a la reconstrucción de Brasil, tras su investidura este domingo como el 39 mandatario de Brasil por representantes de la sociedad civil del Gigante del Sur.
El líder del Partido de los Trabajadores recibió su tercer mandato de manos del pueblo brasileño, ante la ausencia de su predecesor y contrincante electoral Jair Bolsonaro, quien prefirió viajar hacia Estados Unidos para no cumplir con la tradición de entregar la banda presidencial a quien lo relevara de su cargo.
"Vamos a reconstruir este país, viva la democracia y viva el pueblo brasileño", prometió el líder del Partido de los Trabajadores al final de su primer discurso como mandatario ante el Pleno del Congreso y representantes de 120 países, tras asumir su tercer mandato como presidente.
En su intervención dijo, además, que su compromiso será con Mercosur y el resto de las naciones soberanas de la región latinoamericana.
Prometió, también, un diálogo activo con Estados Unidos, la Unión Europea y China.
Asimismo, aseguró que en su gobierno se harán “más alianzas para tener más fuerza de ahora en adelante”.
“Brasil tiene que ser dueño de su destino, tiene que ser un país soberano", sentención Lula, quien asume la dirección del Ejecutivo brasileño con 77 años de edad y tras pasar unas complejas y reñidas elecciones para volver al centro del poder en su país.
Lula en su discurso prometió que lucharía “con todas las fuerzas contra todo lo que hace tan desigualdad a Brasil”.
"Es un tiempo de unión y reconstrucción de nuestro país. Hago un llamado para tener un país más justo y democrático. Pido a cada uno de ustedes que la alegría de hoy sea la materia prima de la lucha de mañana”, dijo, además.
También en otra parte aseguró que “en estos últimos tiempo hemos vivido uno de los peores periodos de nuestra historia, una era de sombra y mucho sufrimiento”.
“Esta pesadilla ha llegado a su fin por el voto soberano, en una elección que ha demostrado su compromiso con la democracia. Debemos mirar hacia adelante y olvidar las diferencias. Nos une el amor por Brasil", sentención.
El presidente brasileño centró su discurso en las promesas de lucha contra el hambre e hizo varios llamados a la unidad, aunque arremetió contra la herencia bolsonarista, a la que consideró "de pesadilla".
A la toma de posesión de Lula asistió la mayor representación extranjera vista hasta ahora en una asunción presidencial en Brasil, donde los mandatarios siempre son investidos el primer día del año.
A la resurrección del político brasileño asistieron delegaciones de más de un centenar de países que incluyen a unos 30 jefes de Estado y de Gobierno, encabezados por el rey de España y los líderes de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, así como los presidentes de Alemania y Portugal.
Por Uruguay asistirán, además del presidente conservador Luis Lacalle Pou, los exmandatarios José "Pepe" Mujica y Julio María Sanguinetti.
El vicepresidente cubano, Salvador Valdés Mesa, encabezó la delegación del gobierno cubano que asistió a esta ceremonia oficial que comenzó a las 14:30 hora local (17:30 GMT), y se organizó bajo un gran operativo policial con unos 15,000 agentes movilizados ante amenazas de grupos violentos de la extrema derecha bolsonarista.
Tras la ceremonia de investidura está prevista una gran fiesta para celebrar la vuelta del líder izquierdista más reconocido de Latinoamérica a la presidencia de Brasil con la esperada asistencia de unas 300,000 personas.
Esta fiesta podría concluir en la madrugada de este lunes y contará con la presencia de medio centenar de artistas populares.
Lula estuvo al frente del Ejecutivo brasileño entre 2003 y 2010, y ahora volvió a la silla presidencial tras una compleja y difícil campaña electoral en la que ganó su puesto en segunda vuelta y por poco margen al ultraderechista Jair Bolsonaro.
Lula da Silva ganó el 50,90% de los votos en la segunda ronda electoral a finales de octubre y superó por más de dos millones de boletas (60,345,825) a su oponente, Jair Bolsonaro, quien logró a su favor 58,206,322 de boletas.
En su primer tuit después de la elección, Lula aseguró que "Brasil está listo para retomar su papel de liderazgo en la lucha contra la crisis climática, protegiendo todos nuestros biomas, especialmente la Selva Amazónica. En nuestro gobierno logramos reducir la deforestación en la Amazonía en un 80%. Ahora, luchemos por la deforestación cero".
También prometió en otro tuit reindustrializar Brasil, invertir en la economía verde y digital, apoyar la creatividad de los emprendedores y promover la exportación de conocimientos.
Antes había dicho que retomaría el Programa Mais Médicos, a pesar de la creciente evidencia del uso de galenos cubanos bajo condiciones de "trabajo esclavo" por parte del régimen de La Habana, quien es un viejo aliado de la izquierda brasileña.
Lula da Silva y Bolsonaro disputaron la presidencia en una segunda vuelta luego de que ninguno de los dos alcanzara más del 50% de los votos en la jornada electoral del 2 de octubre último.
“Un abrazo para ti, hermano. Vamos a trabajar juntos y vamos a hacer muchas cosas”, le dijo el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel a Luiz Inácio Lula da Silva, tras su ajustada victoria en las elecciones de Brasil.
Tras la victoria del izquierdista brasileño, el presidente cubano Díaz-Canel lo felicitó por su victoria en las urnas, y le aseguró que podía contar con Cuba “para todo”.
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