La Embajada de Estados Unidos en La Habana reanudó este miércoles sus servicios consulares, tras cinco años del cierre de sus operaciones regulares por supuestos ataques de origen desconocido que enfermaron a diplomáticos y agravaron las relaciones bilaterales durante el mandato de Donald Trump.
Esta reapertura de los servicios es considerada una de las medidas más favorables desde que el presidente Joe Biden asumió el gobierno de Estados Unidos, ya que en 2017 se congelaron otra vez las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, lo cual conllevó a que se redujeran drásticamente el personal y los servicios consulares.
Desde este miércoles la sede diplomática reanudó el procesamiento completo de las visas de inmigrante, lo cual acelerará los casos de reunificación familiar y eliminará la necesidad de que los cubanos que solicitan visas de inmigrante en categorías de preferencia familiar tengan que viajar a Georgetown, Guyana, para las entrevistas finales.
Sin embargo, los visados de visitas y negocios continuarán tramitándose por el momento en consulados fuera de Cuba. Tampoco hay fecha para el restableciento para el programa de refugiados políticos, congelado desde 2017.
La embajada estadounidense había reanudado sus servicios consulares de manera limitada a principios de mayo para procesar visas IR-5, correspondientes a padres de ciudadanos estadounidenses, y desde agosto comenzó el procesamiento de todas las categorías de visado de inmigrante para familiares inmediatos de ciudadanos estadounidenses (padres, cónyuges e hijos menores de edad).
A inicios de noviembre, la embajada cuadruplicó la capacidad para completar los exámenes médicos de visa de inmigrante en beneficio de los ciudadanos de la isla.
Al cierre del año fiscal 2022, se conoció que Estados Unidos otorgó 23,966 visas a inmigrantes cubanos, de las cuales 1,405 fueron estampadas en La Habana, a partir de la reapertura parcial de mayo.
El dato confirma la preocupación de la administración Biden ante la crisis migratoria de Cuba y su empeño por detener el flujo de migrantes irregulares hacia territorio estadounidense, además de marcar un registro histórico al cumplir Estados Unidos el compromiso de 20 mil visas anuales con Cuba, establecido en los acuerdos migratorios que siguieron a la crisis de los balseros de 1994.
Sin embargo, los esfuerzos estadounidenses parecen escasos ante la avalancha migratoria cubana, que quintuplicó el cupo de visas anuales establecidas, con 224,607 arribos registrados por puntos fronterizos terrestres y más de 7 mil cubanos involucrados en operaciones marítimas hacia las costas de Florida en el recién concluido año fiscal. Cifras que tampoco han dejado de crecer en los últimos tres meses de 2022, ni en los primeros días de 2023.
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