El paramédico cubano Luis Miguel Bartoló Tamayo, quien lleva 11 días ingresado tras ser baleado por un policía en Guantánamo, continúa reportado de crítico estable con un coma inducido.
Según informa en Facebook el periodista Miguel Reyes Mendoza (Miguel Noticias), el paciente está bajo los efectos de la sedación para evitar daños secundarios como fiebre, despertarse y ponerse sincrónico, hipoglucemia, hiperglicemia, hiponatremia (baja concentración de sodio en la sangre) o cualquier otra manifestación.
Sigue intubado, con una traqueotomía para mayor seguridad de la vía aérea pues toda esa parte de su cuerpo está inflamada.
Bartoló posee además una lesión isquémica secundaria al trauma, y podría tener varios daños neurológicos que solo se podrán evaluar cuando salga de la sedación en que se encuentra.
"En un principio, antes de la tomografía realizada que condicionó la craneotomía, el paciente tuvo apertura ocular, obedecía órdenes y movía algunas partes del cuerpo (dos piernas). Hay que esperar con escepticismo luego de quitar la sedación para ver cómo evoluciona y qué nivel de mejoría puede tener. Aunque haya un examen clínico nada es conclusivo, para bien o mal", dijo.
El pasado 8 de enero, el paramédico fue intervenido quirúrgicamente tras hacérsele una tomografía que arrojó algunos hematomas, una operación que resultó exitosa.
La prensa oficialista se ha mantenido informando sobre la evolución del paciente, quien se encuentra ingresado en terapia intensiva en el Hospital Docente General Agustinho Neto, de Guantánamo.
El pasado 5 de enero, un policía miembro de la unidad motorizada de tránsito (caballito), disparó varias veces contra la ambulancia que manejaba Bartoló, quien se encontraba adentro junto a Damixi Rodríguez Domínguez, jefa de los servicios de terapia intensiva del policlínico del municipio El Salvador y expareja del agresor.
La doctora recibió dos balazos en la cabeza y fue llevada al hospital Agostinho Neto, donde murió.
El paramédico, por su parte, recibió una bala que no alcanzó órganos internos, pues le entró por el área retroauricular, debajo y por atrás del oído, pero que pudiera dejarle alguna secuela.
Testigos del crimen aseguraron que el asesino, que iba vestido de civil, se entregó a la policía sin oponer resistencia.
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