Circula en redes sociales un video que muestra a un grupo de madres cubanas huyendo, muchas de ellas con sus niños en brazos o en cochecitos, de una cola para comprar pañales en la que la policía roció gas pimienta para dispersar el tumulto.
En las imágenes, de poco más de un minuto de duración, se escucha incluso a algunas personas tosiendo. El incidente ocurrió en la tienda La Comadrita, ubicada en La Habana Vieja, según precisó en Twitter el activista Yannis Estrada. El establecimiento está localizado en la calle Teniente Rey entre Habana y Aguiar.
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En el video se escucha a los testigos arremeter con improperios contra la policía por no tener en cuenta la presencia de menores antes de acometer un acto represivo de tal naturaleza.
“Cógele la chapa cuando salga...”, recomendó alguien.
"Yo estaba ahí, todas las mujeres le comenzaron a decir cosas y él saco la tonfa", argumentó una testigo.
“Cola para comprar culeros en La Habana. Los represores echan spray con niños de meses sin pensar en las consecuencias. Como siempre actúan impunemente. ¿Qué más tiene que pasar? Esto es criminal, la verdad”, escribió en Facebook el activista Julio Góngora.
El desagradable incidente -que no está claro cuándo ocurrió- ha sido acogido con decenas de comentarios de estupor de internautas que no dan crédito a lo sucedido.
En marzo del 2022 el gobierno cubano incluyó productos de altísima demanda como pañales desechables y toallitas húmedas en la lista de artículos regulados para la venta minorista en tiendas en moneda nacional (CUP).
Según lo anunciado entonces, la medida tenía el objetivo de poner freno al acaparamiento, reventa y especulación de artículos de primera necesidad para madres de niños pequeños.
No es la primera vez en las últimas semanas que la policía cubana hace uso del gas pimienta para dispersar una cola. A finales de diciembre en Santa Clara usó el compuesto químico para dispersar a personas que estaban en una multitudinaria cola para comprar mayonesa.
El gas pimienta es un compuesto químico que irrita los ojos hasta el punto de causar lágrimas, dolor e, incluso, ceguera temporal. Se utiliza para dispersar disturbios o como defensa personal. En casos excepcionales puede provocar la muerte.
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