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Cuba ocupó uno de los primeros lugares entre los países con más migrantes muertos en aguas del Caribe durante 2022, según la Organización Internacional de Migración (OIM).
Al menos 69 cubanos perdieron la vida en la ruta irregular marítima para llegar hasta territorio estadounidense durante el éxodo masivo de balseros reportado en el último año, apuntó este martes la OIM en un comunicado.
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Los cubanos solo son antecedidos por migrantes procedentes de Haití, país que reporta 80 fallecidos en la referida ruta migratoria.
También destacan en este análisis los ciudadanos de República Dominicana (56) y de Venezuela (25) fallecidos en el mar, puntualiza la nota, en la que se refiere que se documentaron en total 321 muertes y desapariciones de migrantes en el Caribe durante 2022.
Esta es la mayor cifra desde que su Proyecto Migrantes Desaparecidos comenzó a documentar estas muertes, según la OIM.
“Esto refleja además un drástico aumento en comparación con la cifra de 2021 que fue de 180”, sostuvo, además, la organización.
Asimismo, puntualizó que de ese total, 66 eran mujeres y 64, hombres; además de 28 adolescentes de ambos sexos.
De la cifra total de fallecidos, aún hay 163 que no han podido ser identificados. “Más del 51% de las personas que perdieron la vida en rutas migratorias del Caribe el año pasado no han podido ser identificadas”, aseguró la coordinadora regional de la OIM para el Caribe, Patrice Quesada.
“Esto significa que cientos de familias no cuentan con información acerca del paradero de sus seres queridos”, subrayó Quesada.
El comunicado sostiene que una cantidad significativa de los incidentes registrados ocurrieron en las rutas que conducen a Estados Unidos desde República Dominicana a Puerto Rico, desde Haití a República Dominicana y desde Venezuela a varias islas del Caribe.
La OIM hizo un llamamiento a los gobiernos de los países del Caribe y de todas estas rutas migratorias “para que optimicen la cooperación regional y garanticen la protección y seguridad de los migrantes con independencia de su condición migratoria y en todas las instancias de sus viajes”.
“La prevención de las muertes de migrantes debe comenzar por medio de vías migratorias regulares, defendiendo el derecho de las familias a permanecer unidas y respondiendo a las necesidades de los migrantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad”, concluyó el comunicado.
A finales de diciembre último, Julio Ibarra, el único balsero cubano encontrado tras naufragar en aguas de Palm Beach la embarcación rústica en la que viajaban junto con diez personas hacia Florida relató que hubo pescadores que los vieron en el mar y no los ayudaron ni avisaron a la Guardia Costera de EE.UU. (USCG).
“Le grité al hombre del catamarán ‘oye, auxilio, auxilio, yo haciéndole señas de auxilio. El hombre me hizo una seña y él siguió en su catamarán. Y yo decía para dentro de mí, ¿pero este hombre no ve que yo estoy en el medio del océano?”, relató Ibarra en conmovedor testimonio desde el hospital donde fue ingresado varios días por las secuelas del naufragio.
En octubre de 2022, fueron encontrados los cuerpos de dos mujeres que presuntamente formaban parte de un grupo de 27 cubanos desaparecidos, tras el naufragio de una embarcación cerca de Cayo Hueso, por la Oficina del Sheriff del condado de Monroe y la Comisión de Conservación de la Pesca y la Vida Silvestre de Florida.
Las féminas fueron halladas cerca de Cayo Boca Chica para un total de siete cadáveres encontrados relacionafos con el trágico suceso (seis mujeres y un hombre).
En septiembre último, también se reportó la búsqueda de 23 balseros cubanos cuya embarcación naufragó cerca de los Cayos de Florida, mientras el huracán Ian avanzaba hacia la costa oeste del estado con vientos de 250 km/h.
Al poco tiempo de esta tragedia, dos madres de la isla recibieron los restos de sus hijas fallecidas en este naufragio.
Miriam Pérez, una de estas madres y quien había difundido una súplica desesperada para que familiares en Miami pudieran identificar el cadáver de su hija, finalmente pudo despedirse de ella, tras recibir en noviembre los restos de Amarilys Malagón Pérez desde Estados Unidos.
También en ese mes, la madre de Analiet Pentón Guillén pudo recibir en Cuba las cenizas de su hija, fallecida en ese mismo naufragio.
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