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En un discurso volcado a los retos domésticos de Estados Unidos, el presidente Joe Biden defendió este martes su política económica para crear empleos, desarrollar las infraestructuras del país y estimular el consumo interno, con una invitación a sus rivales republicanos a trabajar juntos.
“Nos han enviado aquí para terminar el trabajo”, dijo el mandatario ante el hemiciclo del Congreso al pronunciar su segundo discurso sobre el estado de la nación. “La gente nos envió un mensaje claro: Pelear por pelear, tener poder a efecto de tener más poder, conflictos con el fin de que haya más conflictos, no nos lleva a ninguna parte".
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Fue una alocución de tono optimista sobre la marcha del país, con una proyección que pareció adelantar una campaña política con vistas a las elecciones de 2024. Una decisión que Biden deberá tomar en las próximas semanas en medio de opiniones adversas sobre su posible candidatura desde el propio bando demócrata.
Enfrentado por primera vez a un Congreso de mayoría republicana desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente adoptó una estrategia conciliadora con sus antagonistas, pero también dejó claro que será intransigente en asuntos de alta sensibilidad para el estadounidense común, como la atención de salud, la seguridad social y el derecho al aborto.
“Esa siempre ha sido mi visión: Restaurar el alma de la nación, reconstruir la columna vertebral de Estados Unidos, que es la clase media, para unir al país", expresó.
Biden repartió ramos de olivo bipartidista para los republicanos Kevin McCarthy, líder de la Cámara de Representantes con quien incluso ironizó sobre la opción de cooperar, y Mitch McConnell, al frente de la minoría en el Senado, mientras exaltó las avenidas del bipartidismo.
"A menudo nos dicen que los demócratas y los republicanos no pueden trabajar juntos, pero en estos dos últimos años, hemos demostrado que los cínicos y los detractores estaban equivocados", aseveró.
Los temas internacionales asomaron por vía de las fricciones recientes con China tras el derribo del globo aerostático, y la guerra de Ucrania. América Latina estuvo ausente de sus referencias, y Cuba se mencionó junto a Venezuela, Haití y Nicaragua para referirse a la disminución de sus nacionales en el cruce de la frontera sur.
El asunto migratorio tomó apenas un minuto de los 73 que duró su discurso.
"Desde que lanzamos nuestro nuevo plan en la frontera hace un mes, la inmigración ilegal de Cuba, Venezuela, Haití y Nicaragua ha disminuido un 97 por ciento”, manifestó repitiendo las cifras oficiales en referencia al programa de parole humanitario, implementado por su administración el pasado 6 de enero.
También insistió en que los problemas en la frontera no se van a resolver hasta que el Congreso no tome cartas en el asunto para propiciar una legislación abarcadora, y dijo que durante su gobierno se ha detenido a unos 8,000 contrabandistas de personas y se han incautado nueve toneladas de fentanilo, causante de una mortal epidemia en la sociedad estadounidense.
Justamente la crisis de los opioides, que provocan la muerte de unos 70 mil estadounidenses cada año, estuvo entre los temas que rompieron las trazas de empatía del orador con la audiencia republicana, culpándolo por el descontrol en la frontera.
Los intercambios entre Biden y sus críticos republicanos en la audiencia abrieron un episodio poco habitual en los discursos presidenciales sobre el estado de la nación. Los gritos más exaltados fueron de la legisladora Marjorie Taylor Greene, de Georgia, quien interrumpió varias veces al presidente.
Así sucedió cuando Biden desaprobó la conducta de legisladores que abogaban por derogar la Ley de Reducción de la Inflación, mientras algunos republicanos replicaron con aplausos, o cuando recibió abucheos y exclamaciones de oposición al asegurar que la administración de Donald Trump era responsable por casi el 25 por ciento de la deuda nacional.
“Compruébalo. Compruébenlo”, les respondió Biden.
Sin embargo, el momento de máxima algarabía republicana se produjo cuando el presidente acusó a algunos integrantes de la bancada republicana de querer recortar el programa de Medicare y la Seguridad Social.
Hubo varias voces altisonantes desde el auditorio, pero la que más se hizo escuchar fue la representante Taylor Greene con un grito de: "¡Mentiroso!".
Biden mantuvo la calma y respondió con ironía, elogiando que hubieran cambiado de postura: “Me gusta la conversión… aparentemente no vamos a tener un problema con eso".
Biden fue enérgico en asegurar que vetará cualquier intento por reducir los gastos del Medicare y la Seguridad Social por ser derechos ganados por los estadounidenses, así como de cualquier legislación para prohibir el aborto nacionalmente o para impedir la reducción del costo de los medicamentos con receta, que recordó son los más altos del mundo.
“No se equivoquen: si el Congreso aprueba una prohibición nacional del aborto, la vetaré”, advitió el mandatario, que exhortó a restaurar el derecho que el Tribunal Supremo derogó el año pasado y a codificar su protección constitucional.
También pidió al Congreso aprobar el costo de la insulina para diabéticos a $35 dólares mensuales en el mercado de seguros privados. Actualmente la medida solo se aplica para beneficiarios de Medicare, que es un programa federal.
Con Estados Unidos al límite para subir el techo de la deuda pública, Biden encaró además las maniobras republicanas en el Congreso para condicionar la aprobación a que acepte recortes en los gastos presupuestarios.
"Algunos de mis amigos republicanos quieren tomar la economía como rehén a menos que yo acepte sus planes económicos. Todos ustedes en casa deberían saber cuáles son sus planes", dijo.
Sus palabras fueron también firmes para referirse al globo chino derribado el pasado sábado en aguas cercanas a Carolina del Sur por presunta actividad de espionaje.
"No nos equivoquemos: Como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país. Y lo hicimos", aseguró.
Respecto a la guerra de Ucrania, calificó la invasión ordenada por Vladimir Putin como "una prueba para los siglos”, y adelantó que Estados Unidos está comprometido a ayudar a la resistencia ucraniana todo el tiempo que sea necesario.
Entre los invitados especiales estuvieron la madre y el padrastro de Tyre Nichols, joven negro muerto tras una brutal golpiza policial en Memphis el pasado mes; Brandon Tsay, considerado el héroe que desarmó a un hombre acusado de perpetrar una reciente masacre en Monterey Park, California; el cantante Bono, por su activismo en la lucha contra el sida y la pobreza extrema; y Paul Pelosi, esposo de la congresista Nancy Pelosi y sobreviviente de un violento ataque por motivos de odio en su propia vivienda.
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