La prensa oficialista reconoció este sábado la falta de protocolos, estadísticas, información y programas efectivos para evitar los feminicidios en Cuba, donde en la última semana han muerto al menos tres mujeres a consecuencia de la violencia de género.
El portal gubernamental Cubadebate publicó "Feminicidios, violencias tras la violencia", de las periodistas Ania Terrero y Dixie Edith en su columna Letras de Género. Es uno de los pocos artículos de la prensa oficialista que reconoce el feminicidio como un problema en Cuba, donde sus dirigentes se niegan a admitirlo y ni siquiera es un delito tipificado en el nuevo Código Penal.
El texto se pregunta si "estamos ante una ola de feminicidios en Cuba", y reconoce que "es difícil saberlo", porque ante la falta de estadísticas "no conocemos si efectivamente están muriendo más mujeres, o si ahora nos enteramos más. No tenemos todos los datos que necesitamos".
La última información publicada sobre el tema es de 2019, cuando el informe nacional cubano de cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reportó una tasa de feminicidios de 0.99 por cada 100,000 mujeres mayores de 15 años durante 2016, subrayó el artículo.
"A las puertas de 2023, necesitamos más estadísticas, públicas y oportunas, para retratar el estado real del problema más allá de matices e instrumentalizaciones. Necesitamos conocer las zonas donde sucede más, las edades de las víctimas y sus victimarios, los contextos que motivan estos hechos, para identificar las causas culturales y estructurales y diseñar estrategias efectivas contra ellos", señala la publicación.
Explica que si bien en 2016 una encuesta reveló que el 39.6 % de las mujeres entrevistadas había sufrido violencia en algún momento de sus vidas en el contexto de sus relaciones de pareja, los acontecimientos recientes [con tres muertes en un fin de semana incluido el de una menor de edad asesinada por su expareja de 50 años en una estación de la Policía] "colocan bajo la lupa varios desafíos de Cuba para concretar escenarios más efectivos de prevención, atención y enfrentamiento a la violencia de género en todas sus etapas".
Refiere el portal de noticias que estos hechos evidenciaron "protocolos que aún no se cumplen y otros que todavía no existen, la urgencia de una ruta integral de protección a víctimas que funcione, la necesidad de otras acciones pospuestas, como un buen programa de educación integral en género y sexualidad". En otras palabras, una estrategia nacional para abordar el flagelo feminicida.
Las autoras del artículo -que son madre e hija- abordaron la necesidad de hacer cumplir un sistema legislativo articulado que apuntale escenarios donde aún no llega la transformación jurídica, con llamados específicos hacia la violencia de género.
También urge a "capacitar a las personas que operan con las leyes, a las fuerzas del orden" y refiere que "hay raíces culturales que se sobreponen".
Y dice que hay estereotipos sexistas que se repiten en nuestros medios de comunicación y espacios de entretenimiento, donde se naturalizan principios patriarcales, como "las letras de las canciones evidentemente machistas de un trovador como Fernando Bécquer".
Sin embargo, no habla del factor económico, ni de la manipulación política del término feminicidio, ni del uso de las leyes a conveniencia del régimen, como se evidenció en la laxa condena contra el propio Bécquer, a pesar de la denuncia de más de 30 mujeres en su contra.
El músico oficialista siguió actuando impunemente aún cuando había sido dictada la sentencia de cinco años de trabajo correccional sin internamiento. Ante las quejas de sus propias víctimas y otras mujeres de la isla el gobierno debió cambiar la condena por otra más firme y ahora cumple su pena en prisión.
"Debemos ser conscientes, como ciudadanía, de los problemas que se derivan de las uniones no formales entre menores de edad, de las complejas tasas de embarazo adolescente y sus consecuencias –y de los nexos que tienen con la violencia de género en muchos casos-", señala Cubadebate, que sin embargo al informar de la muerte de la adolescente Leydi Bacallao, de 17 años, quien mantenía una relación con un hombre de 50 años desde sus 13 años, no mencionó el tema.
El pasado año Cuba cerró con 36 feminicidios contabilizados por organizaciones independientes, que solo recoge los reportes que trascienden gracias al trabajo de sus activistas. La cifra es evidentemente mucho mayor: solo en el bienio 2014-2015 un total de 293 mujeres cubanas fallecieron por agresiones, aunque este documento no detalló si todos los casos se trataron de feminicidios, según el Anuario Estadístico de Salud del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Sin embargo, la directora del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), Mariela Castro Espín, aseguró en una entrevistas a medios de prensa argentinos que en la Isla "no tenemos femicidios […] porque Cuba no es un país violento".
Actualmente la sociedad civil cubana impulsa iniciativas para visibilizar la violencia de género y el aumento de los feminicidios en el país y pide una Ley de Género; pero el régimen cubano sigue negando el fenómeno y no respalda a las organizaciones feministas: en 2022 la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) rechazó una enmienda de Castro Espín, que proponía incluir el término feminicidio en el nuevo Código Penal cubano.
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