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Luis Manuel Otero Alcántara, sin atención médica en cárcel de Guanajay

El joven cubano se cayó tras un desmayo, tiene una rodilla inflamada y solo le han dado una pastilla.

Luis Manuel Otero Alcántara © Twitter / Luis Manuel Otero Alcántara
Luis Manuel Otero Alcántara Foto © Twitter / Luis Manuel Otero Alcántara

Este artículo es de hace 1 año

El preso político y artista independiente Luis Manuel Otero Alcántara no recibe atención médica en la cárcel de Guanajay, Artemisa, donde cumple una condena de cinco años de privación de libertad por los delitos de ultraje a los símbolos patrios, desacato y desórdenes públicos.

"Luis Manuel recibió visita hoy. Tiene una rodilla inflamada por una caída que sufrió, tras un desmayo", escribió la activista Yanelys Núñez en la cuenta de Twitter del creador visual cubano.

Núñez agregó que se desconocen las causas del desmayo, pero tras la última visita familiar se conoció que el joven cubano está muy delgado y el único tratamiento médico ofrecido es una pastilla.

Tras realizar la publicación en las redes sociales, la también curadora de arte explicó al medio independiente Diario de Cuba, que Otero Alcántara recibe un tratamiento diferenciado al del resto de los prisioneros de Guanajay.

"A él le otorgan derecho a visitas cada un mes. El tratamiento que le dan es diferente al resto de los presos, sobre todo en el derecho a las llamadas telefónicas y los minutos que permiten en esas llamadas. Eso funciona como determinen las autoridades de la prisión", señaló.

Declarado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional e incluido en una campaña de Freedom House, Luis Manuel Otero Alcántara, junto a otros cientos de cubanos está detenido por motivos políticos.

Su arresto fue durante las protestas pacíficas del 11J en La Habana y un tribunal lo juzgó por hacer un performance con la bandera cubana, lo cual es considerado una falta de respeto a los símbolos nacionales, según las leyes vigentes.

Aún así, el artista se ha mantenido firme en su propósito de no claudicar y exigir su libertad desde la propia cárcel donde cumple condena y por eso ha protagonizado hasta cinco huelgas de hambre, que han deteriorado su salud.

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