El gobierno de Villa Clara topó esta semana el precio de 20 productos agrícolas, con un margen de comercialización que no podrá ser superior al 40 %.
La intención es frenar las ilegalidades, especulación y alza desmedida e intolerable de los precios, dijo el Consejo de Gobierno de Villa Clara a través de un comunicado.
A partir de este sábado entra en vigor la medida, utiliza el eufemismo "precios concertados" para referirse a una práctica habitual en Cuba y que para algunos expertos desestimula la producción y no soluciona el problema de escasez.
El comunicado del gobierno villaclareño agrega que se adoptarán otras medidas y establece una periodicidad en la revisión de los precios, que afectan la venta de productos a Acopio y las distribuciones mayoristas y minoristas.
Las autoridades de esa provincia del centro de Cuba reconocieron que en la actualidad "existe desorden y cualquiera monta uno ilegal, sin licencia y pago del fisco".
Asimismo, prohíben la comercialización de productos fuera del territorio, salvo que se emita una autorización del delegado provincial de la Agricultura y avalada por otros dirigentes.
Para evitar "el trasiego ilegal de las producciones hacia otras provincias", Villa Clara habilitará puntos de control con autoridades facultadas y cuando se detecte alguna violación "se procederá a la venta forzosa" de todo aquello que se decomise.
Es así como el gobierno de Villa Clara da un paso más hacia el control en la venta de alimentos, señalando a vendedores y productores de especuladores y responsabilizándolos de la inflación económica que atraviesa el país.
Con estos precios topados, por ejemplo, un campesino solo podrá venderle a Acopio la libra de arroz a 70 pesos, y luego el estado la comercializará a 90, y aunque la medida no especifica si esos precios son de estricto cumplimiento para los mediadiores particulares, se aclara que reorganizarán la red de comercialización con los puntos de venta que realmente se necesitan.
Otras provincias, como Pinar del Río y Las Tunas, adoptaron la decisión de topar los precios de algunos alimentos agrícolas, como el plátano, la yuca, el boniato y el tomate.
La imposición de precios en Cuba genera descontento entre los campesinos, porque muchas veces deben vender sus producciones con un mínimo de ganancia o incluso asumiendo pérdidas.
“El campesino es el que tiene que poner los precios", dijo un vecino de Pinar del Río el pasado mes, cuando conoció que se establecían topes a sus productos. "Una gran falta de respeto poner ellos los precios locos que quieren poner sin dar nada al campesino".
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: