El domingo concluyó el llamado horario normal y empezó a regir el horario de verano en Cuba y en Estados Unidos.
El pasado sábado la población en Cuba adelantó una hora sus relojes, lo que dio entrada a una etapa del año en la que se puede aprovechar más la luz del sol, y por ende depender menos de la electricidad.
El Ministerio de Energía y Minas defiende el cambio de horario como una práctica dirigida a disminuir el tiempo de utilización de la luz artificial, lo que implica que se ahorre energía.
Las autoridades cubanas insisten en que no se descuiden las medidas de ahorro en las casas y centros de trabajo, especialmente en medio de la aguda crisis energética que sacude al país.
Especialistas aseguran que el horario de verano rige en una etapa del año en que se transita naturalmente a un periodo en el que amanece más temprano y oscurece más tarde, por lo que aumentan las horas de sol y el reloj se desplaza una hora para acomodar la luz a los horarios de mayor actividad.
Para la población, sobre todo para los niños, el nuevo horario significa más tiempo para disfrutar de la luz del sol y hacer actividades al aire libre tras salir de la escuela.
El país atraviesa una profunda crisis energética, con averías en las centrales termoeléctricas, muy antiguas, deterioradas y sin mantenimiento, y el regreso a los apagones.
Cuba estaba en el horario normal, también conocido como horario de invierno, desde el pasado 6 de noviembre.
También en Estados Unidos cambió la hora el 12 de marzo en la mayoría de los estados, donde la costumbre es modificar los relojes alrededor de las 2:00 am.
Solo en dos estados se mantiene el horario normal durante todo el año: Hawaii y gran parte de Arizona.
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