Yaciel Fajardo Aguilar está ingresado en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, de La Habana, y necesita un marcapasos para seguir con vida.
El joven, de 24 años, fue operado a los pocos días de nacer y le implantaron un marcapasos, que llegó al final de su vida útil y por tanto deben sustituirlo.
Fajardo Aguilar viajó con sus padres desde Jiguaní, Granma, hasta la capital cubana para ser atendido en el cardiocentro, pero allí no tienen el dispositivo.
"En estos momentos se encuentra ingresado en terapia, descompensado y lo tienen conectado permanentemente a equipos, para mantenerlo con vida, hasta que haya la oportunidad de que se le pueda cambiar ese marcapasos", explicó su tía Marisol Aguilar Flores.
La solicitud de ayuda para el joven cubano ocurre en medio de una crisis sanitaria que afecta a casi todos los tipos de patologías.
El sistema público de salud en Cuba desprotege a pacientes con enfermedades graves y muchos acuden a redes sociales para pedir medicamentos e insumos, ante el déficit en hospitales y policlínicos.
Danays Álvarez, de Cárdenas, pidió en enero un marcapasos para su mamá de 78 años, y alertó que solo tenía tres meses para conseguirlo.
"No hay marcapasos ni batería para cambiárselo", lamentó.
El gobierno cubano sostiene que la culpa de esta situación es del embargo (bloqueo) estadounidense, pero las leyes de ese país permiten la importación a Cuba de medicinas e insumos.
Un marcapasos puede costar entre 4,200 y 7,400 dólares, dependiendo si es de uno o dos cables y las mejores marcas internacionales son Medtronic, ST Jude Medical, Biotronik y Vitatron, aunque existen otras en el mercado, según la página especializada Cardiólogos Guadalajara.
Se trata de un aparato generador de impulsos eléctricos que, como función, ralentizan la actividad del corazón y, según su mecanismo, desencadenan impulsos eléctricos o no. En Europa, los marcapasos se clasifican como producto sanitario implantable activo
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