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Una mujer y su anciana madre viven en extrema pobreza en el municipio Songo La Maya, en Santiago de Cuba, sin ayuda del estado y manteniéndose con una pensión de 1,500 pesos en medio de la actual inflación.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos compartió en Twitter un video donde Joaquina Rodríguez Vera, una humilde cubana de la comunidad El Cacagual, narra su historia.
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Hace varios años la vida puso a Joaquina en una compleja encrucijada. Tuvo que dejar su trabajo en la agricultura para cuidar a su madre inválida y desde entonces solo hay pobreza, hambre y desesperanza en su hogar.
"Trabajé muchos años en la agricultura, pero mi madre cayó postrada en una cama y tuve que elegir entre mi madre y mi trabajo. Escogí a mi madre", confesó la cubana.
Explicó que la anciana, como otros miles de abuelos cubanos, no tiene medicinas. "Vive quejándose día y noche de dolor. Ya no sé qué voy a hacer con la situación que tiene. Estoy al punto de quitarme la vida por verla con tanto sufrimiento y tantos dolores sin un medicamento".
Otro de los grandes problemas que sufren estas mujeres cubanas es la falta de alimentos, porque en medio de la actual crisis en Cuba, "lo poco que aparece está caro" y escapa a sus posibilidades económicas.
"Todo está en moneda libremente convertible (MLC). Yo no tengo ese dinero, cojo una pensión de 1,500 pesos que es plata cubana. La poca alimentación que tenemos es la que nos dan en la bodega y eso es del 1ro, al día 6 a más tardar. Del día 6 en adelante tenemos que estar inventando lo que aparezca porque una libra de arroz está a 200 pesos, un pomo de aceite vale mil y pico", comentó Joaquina.
Esta mujer no pide nada para ella, no quiere riquezas, ni viajes a Varadero, solo anhela tener lo elemental para vivir. En el hogar de Joaquina no hay ni jabón, ni una sábana. "No tengo nada para mi mamá", confesó.
Su vivienda es de madera, un bohío casi desecho. "Tengo el temor de que nos caiga esta casa encima porque aquí no viene nadie a darnos ninguna atención. Cuando el ciclón Sandy (2012) se nos cayó. Algunos vecinos nos ayudaron con unos palitos y así hasta ahora, pero está en muy malas condiciones", comentó Joaquina.
Estas mujeres están abandonadas a su suerte. El Estado cubano no las apoya, no resuelve su problema de vivienda, no les ofrece alternativas para superar la pobreza extrema y ellas se aferran a lo único que conocen, al mismo gobierno al que se han encomendado durante décadas, a pesar de que una y otra vez las defrauda.
"Le pido a las autoridades que pongan sus manos, que nos ayuden, que viene la temporada ciclónica y nos vamos a morir aquí adentro".
Las zonas rurales de Cuba están repletas de "Campesinos Felices" cuyas vidas reales se parecen cada vez más a la imagen de la pobreza extrema en los campos cubanos que reflejó el pintor Carlos Enríquez hacia 1938.
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