El mandatario cubano Miguel Díaz-Canel culpó a las autoridades de Miami por los incidentes reportados durante el partido entre los equipos de Cuba y Estados Unidos en el recién finalizado Clásico Mundial de Béisbol.
Al intervenir en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo, República Dominicana, el gobernante afirmó que "Estados Unidos se empeña en desestabilizar a nuestro país y destruir la Revolución" cubana y una prueba de ello, agregó, fue la presentación en el evento deportivo.
"Si faltaba una prueba de hasta dónde ha escalado el odio como política para destruir a la revolución cubana, el mundo pudo verlo desatarse sin frenos en un escenario tan noble y amistoso como debe ser un terreno deportivo", expresó el gobernante.
Dijo que "se trató de un espectáculo vergonzoso, solo posible por la incitación activa y la complicidad de las autoridades políticas de la ciudad de Miami".
Afirmó que "solo por representar a Cuba y porque se jugaba en un estadio de esa ciudad, nuestros peloteros y algunos de sus familiares fueron acosados y hostilizados" en la semifinal del Clásico de Béisbol.
Ya el gobernante había acusado a los cubanos de Miami de politizar el partido de béisbol donde se enfrentaron las selecciones de Cuba y la de Estados Unidos el pasado domingo.
"La vulgaridad, la indecencia y el odio son usados para politizar un genuino encuentro deportivo. Ya el Team Asere ganó, ya Cuba venció", afirmó en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, no mencionó que el régimen de La Habana hizo un acto político cultural el viernes antes del partido para aclamar a los peloteros y recordarles "su compromiso con el pueblo", ante el temor de que muchos desertaran.
El gobierno tampoco reconoce el reclamo de los emigrados y activistas cubanos. El día del partido tres jóvenes de la isla se lanzaron al terreno de pelota con banderas para reclamar la libertad de los más de 1000 presos políticos en la isla.
Las declaraciones del mandatario ocurrieron en República Dominicana, país al que llegó el viernes junto a su esposa, Lis Cuesta, para participar en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.
Allí también encontró el repudio de la comunidad cubana en Santo Domingo, que hizo una caminata hasta la sede del evento para reclamar la liberación de los presos de conciencia.
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