Guarapera en calma chicha

Una sacrificada joven y un ocurrente niño son las notas tragicómicas de la jornada electoral en Cuba.


Este artículo es de hace 1 año

Una atractiva novia avileña pasó antes de casarse por su colegio electoral, para reafirmar su compromiso con el pan con na; mientras un simpático niño artemiseño y raulista reaccionó asombrado al saber que Ramiro Valdés sigue vivo.

La contrayente estuvo sola en el trance y, aunque las crónicas de Indias no lo dicen, el pueblo en cola; ¿dónde si no? habrá dejado que pasara antes para facilitarle el trámite y la llegada al altar o palacio de matrimonios, donde el novio la vio llegar con aro, balde, paleta y con la satisfacción del deber cumplido.


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El Partido Comunista de Ciego de Ávila debería convocar al matrimonio, tras la luna de miel, asignarle una dieta extra de yuca, un rallador cómico y pedirles que tengas muchos hijos, lo antes posible; pues tanta pasión garantiza una prole entusiasta y contribuye a disminuir el déficit demográfico que provoca Estados Unidos.

En caso que el marido flaquee en la tarea asignada, el PCC se ocupará de designar sementales con la pasión del diputado Yusuam Palacios para que fecunden a la heroína, que deberá donar su traje de novia al museo de Ciego de Ávila, donde las nuevas generaciones conocerán a la nueva Amalia Simoni Argilagos, esposa de Ignacio Agramonte.

Quien avisa no es traidor, así que ya sabe el marido que su esposa antepone la patria al goce; manía tan del gusto latino, que consiste en añadir tajadas de aire a la consigna que, el caso de Cuba, también genera rechazo porque los excesos siempre resultan sospechosos, aunque solo se premien esfuerzos y nunca resultados.

La ideología utilitaria de la casta verde oliva y enguayaberada consiste en agitar la guarapera, metiendo en el trapiche al indio Hatuey, Carlos Manuel de Céspedes, Martí, Gómez, Maceo y el alarde de Baraguá, Baliño, Mella, Villena y servir el dulce néctar con Fidel Castro como guinda.

El lenguaje no verbal de Aina Balseiro, jefa del pelotón de la vaselina, volvió a revelar las tensiones aritméticas que vivieron los componedores de batea, abrumados por la abstención de los cubanos; normal en cualquier país del mundo que soporte la persecución política y hambre de tantas cosas, pero que el continuismo ha querido convertir en plebiscito sobre su legitimidad, que no tiene ni tendrá.

Antes que Ramiro y Raúl Castro formaran un matrimonio de conveniencia, el entonces todopoderoso Carlos Aldana Escalante entró en el gimnasio de Tropas Especiales del Ministerio del Interior, donde se topó con Valdés haciendo pesas y le musitó a su amigo Norberto Fuentes: Tengo que avisarle a Raúl que este hijo de puta se está entrenando para sobrevivirnos a todos...

El ocurrente niño artemiseño tuvo este domingo una salida raulista ante Ramiro Valdés, asombrándose -lógicamente- porque estuviera vivo; habiéndolo estudiado en clase de Historia. El comandante de la revolución, que es muy pesado, reaccionó bien e interrogó al pionero si quería que muriera y las risas estallaron, incluida la jacarandosa primera secretaria del Partido Comunista en Artemisa, que está más repuestica desde la anterior convocatoria electoral.

Ambas anécdotas reflejan la distorsión política que genera la dictadura más vieja de Occidente; cual chalupa en calma chicha, y que militariza hasta el lenguaje electoral: En San Juan y Martínez (Pinar del Río) hubo "un pase a segunda posición", que no afectó el proceso; dijo una burócrata, que compareció con las manos arregladas y peinada con el permanente; declarándose lista para la defensa, pues la producción se fue del país.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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