La policía detuvo al supuesto asesino de Ana Ivis Llanes, quien murió esta semana en el barrio El Rastro, de Artemisa, y se convirtió en la víctima número 24 por violencia de género en Cuba.
El sospechoso fue identificado como Alexander y era pareja de la víctima, aunque ella quería terminar la relación, explicó a CiberCuba una fuente familiar que no quiso ser identificada.
"Ojalá pague por lo que hizo y se pudra en la cárcel", expresó esta persona a través de una llamada telefónica.
Llanes, de 42 años, fue víctima de un intento de violación, falleció en su casa producto de una golpiza y de un apuñalamiento, agregó el informante.
"La dejó casi muerta y ella sola fue, sin fuerzas, desde el baño hasta la puerta. Allí se cayó porque no pudo más", aseguró.
La mujer quería terminar la relación que mantenía con Alexander, pero él se negó a irse de la casa porque no tenía para dónde ir; además, el sospechoso fue descrito como una persona violenta, que discutía constantemente con su pareja.
"Ese día llevó al niño de Ana Ivis a la escuela, y cuando regresó, ocurrió el asesinato. Solo él sabe lo que pasó, porque no había más nadie en la casa", agregó.
CiberCuba sigue sin obtener una respuesta de las autoridades que investigan el caso.
El Observatorio de Género de Alas Tensas (OGAT) confirmó en lo que va de año al menos 23 feminicidios en Cuba, datos que se obtienen de manera independiente porque en el país no hay un registro público de estos datos.
Con el incremento de asesinatos de mujeres, el gobierno cubano anunció un debate nacional sobre el tema y que habrá "tolerancia cero" con los feminicidios.
Aunque en el Código Penal actual no está tipificado el feminicidio como un delito , sí contempla en el capítulo segundo, artículo 344, una sanción de privación de libertad de veinte a treinta años, privación perpetua de libertad o muerte a quien quien asesine a una mujer como consecuencia de la violencia de género.
La presión de la sociedad civil independiente, que exige una ley que proteja a las mujeres ante la violencia de género, ha hecho posible visibilizar el fenómeno en Cuba y acompañar a las víctimas y sus familiares.
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