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Un hombre residente en el Doral, Florida, que fingía ser agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) para estafar personas, principalmente de la tercera edad, fue condenado a prisión.
Reinaldo Miralles González, de 52 años, fue sentenciado a 30 meses de prisión federal y al pago de 123,000 dólares en concepto de restitución, luego de declararse culpable a finales del año pasado de conspiración para cometer fraude postal, informó en un comunicado este miércoles el Fiscal General del Distrito Sur de Florida.
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González formaba parte de una red de fraude dirigida principalmente a usuarios de edad avanzada para que le transfirieran dinero bajo amenazas y acusaciones falsas.
Los estafadores se ponían en contacto con los usuarios del servicio, se identificaban como agentes del FBI (utilizando nombres de agentes reales) y los asustaban haciéndoles creer que los habían identificado como colaboradores financieros del terrorismo.
Bajo amenazas de acometer acciones legales y, en un caso, bajo amenaza de deportación, los estafadores engañaron a las víctimas para que enviaran giros postales a direcciones asociadas con Miralles.
Algunas personas fueron objeto de esta estafa repetidas veces y se vieron obligadas a sacar fondos de cuentas de jubilación para satisfacer las exigencias.
El caso fue investigado por el FBI de Miami, como parte de la Transnational Elder Fraud Strike Force, y la acusación fue hecha por la fiscal federal adjunta, Lois Foster-Steers.
El FBI advirtió hace dos años del incremento de delitos de estafas a ancianos de Florida, donde en 2020 hubo 9,200 víctimas y más de $84 millones robados a lo largo del país.
Aunque las autoridades aseguran que la lucha contra el abuso de ancianos y el fraude financiero dirigido a las personas mayores es una prioridad clave del Departamento de Justicia, casos recientes evidencian que este tipo de hechos continúan sucediendo en el Estado del Sol.
En febrero pasado trascendió el caso de un hombre que intentó vender la casa de una anciana de 86 años utilizando identificaciones y documentos falsos e información robada. Mediante un plan organizado para estafar a la señora, postrada en cama en un asilo, el hombre se hizo pasar por el hijo de la víctima ante la empresa inmobiliaria, con un permiso de conducir falso.
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