Un buen número de representantes de la Escuela Cubana de Boxeo pulula hoy por cuadriláteros profesionales de Estados Unidos, en pos de la consecución de un sueño.
A los Guillermo Rigodeaux, Yordenis Ugás, Erislandy Lara y Yuriorkis Gamboa, significativos pioneros en triunfar al máximo nivel del pugilismo profesional, se une una pléyade de nuevas figuras encabezadas por Robeisy Ramírez y David Morrell.
Y precisamente a este grupo de jóvenes pertenece Kevin Heiler Brown, conocido entre las cuerdas como El Alfa.
Un placer dialogar contigo a través de esta videollamada. Leí la entrevista de mi papá, el luchador Odelis Herrero. De pequeño te seguía en los noticieros, en tus documentales y estoy encantado. Como dices, somos un grupo de soñadores que aspira a alcanzar altos sitiales en el boxeo profesional, una vía para mejorar nuestra vida y la de nuestras familias.
Fuiste un niño con excelentes calificaciones y perteneciste al círculo de interés de música de la Banda Municipal de Conciertos de Nuevitas, tocando las pailas; sin embargo, el boxeo atrajo tu atención e, incluso, ibas a escondidas de tus abuelos a ver los entrenamientos y combates.
Tu mamá Liuba, excelente taekwondoca, se fue muy temprano; tu papá se quedó en el extranjero y no lo dejaron entrar en Cuba por abandono de misión; tus abuelos maternos lo han sido todo por ti y a pesar de que ellos te preferían músico te inclinaste por el boxeo.
¿En esas tempranas escapadas para el ring fue que te decidiste a ser un grande del box?
Chica, mis primeros pasos fueron en otros deportes: atletismo, baloncesto, pelota…hasta que me atrapó el boxeo. El gimnasio quedaba atrás de mi casa, imagínate tú; siempre el sonido de los guantes al golpear la pera, el saco, los sparring, los gritos de los entrenadores guiando a sus discípulos. Eso te entraba en la sangre.
Recuerdo a mis primeros profesores Yurney Durand, Humberto Romero, David Rodríguez y Giorbis Marte, a los que hoy día tengo muy presentes.
Mis inicios no fueron fáciles. Entré con 9 añitos, edad en la que aún no se utilizan guantes. Te medían por pruebas técnicas para demostrar tus habilidades: como salto con suiza, los pasos planos y los golpes rectos. Yo, sin técnica alguna, pero con una buena suiza. Nada, que no fue muy bien pero seguí porque yo sabía que era mi deporte, lo que quería ser.
Quiero añadirte algo de esta etapa temprana de mi vida. Como bien dices, mi mamá, excelente deportista, falleció joven y jamás yo fui atendido, como hubiese correspondido, por el INDER a ningún nivel.
Y es que solo se preocupan cuando tú das frutos, cuando dejas de darlos quedas rápidamente en el olvido. Así y todo luché por abrirme un camino en el boxeo nacional aunque nunca olvidé la nula ayuda que recibí. Recuerdo a mi abuela rompiéndose el lomo para que no me faltase nada y eso me da remordimiento.
Por eso ella no quería que yo fuera deportista “¿para qué?” me decía. Por suerte estoy donde sí todo depende de mí y mi staff de entrenadores y no tengo que pedirle nada a nadie. Todo me lo gano yo.
¿Cuándo entras en la selección nacional juvenil y cuándo en la de mayores?
Mi inicio en la selección nacional juvenil fue en el año 2010. Me conocían por mis reiteradas victorias en Juegos Nacionales Escolares. En el CEAR “Cardín”, sede de los púgiles bisoños, estuve hasta los 18 años que paso a la Finca en el Wajay.
En mi edad juvenil estuve bajo la égida de varios técnicos, al frente de los cuales estaba Humberto Horta y al pasar al equipo nacional siempre fui dirigido por esa gloria del boxeo cubano que es Juan Hernández Sierra, multimedallista mundial y olímpico.
Para mí un padre, con el que tenía absoluta confianza. Todo su caudal de conocimientos lo volcó en mí y siempre encuentro un lugar para mostrarle mi eterno agradecimiento. Hernández Sierra compartió conmigo los buenos y los malos momentos y pienso que un hombre que lo dio todo merece un mayor respaldo por parte de la comisión de boxeo.
¿Qué significó para ti coronarte en el Campeonato Mundial Juvenil de Boxeo en Ereván, Armenia 2012?
Para mí fue un gran orgullo. Trabajé duro esos dos años que me pasé en el equipo nacional juvenil, pude demostrar mi talento. Además de obtener el cetro en los 64 kilos fui seleccionado el mejor boxeador de ese Mundial donde participaron 368 púgiles.
Cuéntame algo de la Finca por dentro, de esos “misterios” que rodean la Escuela Cubana de Boxeo, tan prestigiosa en el mundo y que siempre constituyó un orgullo para su creador, el doctor Alcides Sagarra.
El lugar donde radica el equipo nacional de boxeo, conocido por todo el mundo como “La Finca”, ha sido la cuna por décadas de campeones olímpicos, mundiales, continentales.
Allí hay que pelear duro para estar entre los primeros hombres del país. Yo permanecí nueve años allí y viví experiencias tristes. Es muy cierto que en cada división existen hasta cinco atletas con calidad muchas veces pareja y solo uno puede representar al país en determinado evento, pero hay segundas figuras que necesitan la oportunidad de poder demostrar su valía.
El impedírselo conduce a la desidia, al desánimo. También en esto juega el favoritismo por determinado púgil por parte del entrenador e incluso el propio comisionado nacional.
En mi caso viví muchos momentos amargos; combates que para mí y la afición eran claras victorias y resultaban en derrotas con la condescendencia del comisionado Alberto Püig de la Barca… Y lo digo porque lo viví, lo experimenté en carne propia.
Tuve varios enfrentamientos con Roniel Iglesias, sin dudas una estrella del pugilismo nacional, doble titular olímpico y en unos casos perdí pero en otros, no. Existía una buena rivalidad entre nosotros, le dábamos sabor al ring y el público se emocionaba con nuestros combates.
Sin querer extenderme mucho, en 2018, cuando perdí discutiendo plata en el Nacional, por un cabezazo de encuentro donde el médico decidió parar una muy buena pelea, supe que podía ganarle.
Después, salí airoso en un Match de Retadores. Superé a un señor monarca olímpico y mundial ¿qué más tenía que hacer? ¡ah! pues nunca estuvieron satisfechos con mi avance e incesante sed de superación.
Así las cosas, me sentí incómodo, decepcionado, desmotivado. Iba a entrenar sin deseos y ya lo que era lindo día a día, se iba convirtiendo en pesadilla. Fueron años soportando muchas palabras inciertas, muchos engaños e incluso hasta hipocresía. No obstante, nunca desistí de boxear pero ya en mi mente existían otros planes.
En 2022, yendo para el Panamericano de Boxeo en Guayaquil, Ecuador, desertas. Largo trayecto hacia Estados Unidos ¿puedes decirnos si tomas la decisión en el vuelo, ya lo tenías planeado y, sobre todo, cómo llegas a Estados Unidos, por los “volcanes”?
Luego de regresar del Campeonato Mundial de 2021 tuve la oportunidad de quedarme en Holanda pero no era mi intención desertar en Europa, pero sí tenía claro que mi futuro era fuera de Cuba. Lo que viví ese 2021 me instaba a conseguir mi quimera y la oportunidad se me dio en el Panamericano del deporte en Ecuador.
Quedarme en ese país andino fue unas de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Estuve un mes y medio en Ecuador y, tras buscar la forma de iniciar el viaje hacia Estados Unidos, meta final de mis sueños, mi compañero Herich Ruíz y yo nos lanzamos a la travesía.
Brincamos fronteras, conocimos seis naciones de Centroamérica, hicimos “turismo” no exento del miedo lógico a lo que nos podía pasar. Al final… ¡conseguimos llegar!
Llegar fue difícil pero ¿cómo llegas a escalar cuadriláteros profesionales?
Tuve la oportunidad de debutar en el profesionalismo con victoria por KO, pelea que fue transmitida por la televisión de los Estados Unidos; muy pocos boxeadores tienen esa suerte: debutar en pelea de ocho asaltos y ser televisados. Mis aspiraciones son grandes; tengo muchas metas por cumplir y para ello trabajo duro porque sé que voy a triunfar.
¿Por cuál de las asociaciones del boxeo profesional en Estados Unidos peleas?
El boxeo tiene cuatro organizaciones las WBC, WBO, WBA e IBF; para llegar a ellas tienes que tener un recorrido grande y por donde estoy comenzando con mi primer cinturón conquistado es por la WBA Continental; luego aspiraré a llegar a las demás con mi entrega y sacrificio diarios.
¿Qué opinión tienes del triunfo de Robeisy, del buen paso de Morell, de los anteriores campeones cubanos en el boxeo profesional? ¿Para ti qué diferencia el boxeo profesional del amateur?
Robeisy y Morrell son excelentes boxeadores. Tuve la oportunidad de compartir con ellos desde muchachos hasta el equipo nacional y hoy día aquí en este gran país.
Son ejemplos a seguir por su calidad y profesionalismo. Cuba tiene excelentes representantes ahora mismo en el boxeo estadounidense y creo que todos estamos trabajando para dejar un legado; siempre poner el nombre de nuestras cuatro letras en alto.
Para mí, la diferencia entre boxeo profesional y amateur es grande: en el profesional se trata de ganar por KO, se pactan los pleitos a un mayor número de rounds. Es muy distinto.
En el boxeo profesional hay que tener más capacidades para llegar al round 12 en buen estado físico: existen muchas mañas que en el amateurismo no conocemos. Los guantes son más pequeños, llegando a pesar en las divisiones medianas sólo 8 y 10 onzas. En el boxeo amateur los guantes son más rellenos para proteger más y son de 10 y 12 onzas.
¿Qué ha sido para ti reencontrarte con tu papá? ¿Cómo sientes la ausencia de tus abuelos que tanto hicieron por ti?
Reencontrarme con mi papá ha sido algo nuevo y maravilloso; todos necesitamos el cariño de un padre, que es el que me ayudó a venir al mundo. Tenemos buena comunicación y las veces que he podido estar a su lado me he sentido muy bien.
En cuanto a la ausencia de mis abuelos, que me criaron y me lo dieron todo, es algo muy fundamental en mi vida. Ya mi abuelo no está pero donde esté sé que se enorgullece de mí al igual que lo hace mi abuela.
Siempre estaré agradecido a ambos y uno de mis grandes sueños es volverla a abrazar y darle las gracias por darme tanta sabiduría y por quererme tanto.
Situación actual del deporte cubano, la estampida de atletas ¿Es que no vale la bandera o es que hay que priorizar la vida, la bella vida que Dios nos dio?
Siento que el deporte en general ha decaído mucho por falta de oportunidades y creatividad, unida a una carencia de condiciones mínimas en los entrenamientos.
Cuba siempre ha sido un país que saca muchos atletas estelares en cualquier disciplina, pero a otros, igualmente buenos los dejan a un lado, los obligan a tomar las mismas decisiones que tomé yo, optar por otra vida que te permita vivir con decoro, ayudar a tu gente.
Y no, no olvidamos la bandera. Donde estemos, siempre vamos a representar nuestra bandera que es la tierra donde nacimos y donde muchas personas te alientan a salir adelante.
El cubano, donde quiera que esté, se siente identificado con su patria. Estoy orgulloso de ello y agradecido de todos los que me han ayudado; sólo me resta seguir trabajando para que se sientan orgullosos de mí.
Todo el que quiera salir adelante que solamente se empeñe en sus deseos y no en los de otros, porque la vida es una sola y la felicidad consiste en lo que tú hagas por tu propia voluntad y te haga sentir bien con tu conciencia.
Los sueños no tienen límites, por eso todos los días sueñas con algo diferente y entre uno de tantos estaría esa oportunidad con que tanto he añorado repetidamente: ¡ser un gran campeón!
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