La política ficción sigue rondando a Cuba para beneplácito de la casta verde oliva y enguayaberada, que está gozando la papeleta con los desvelos de politólogos y analistas; afanados en dibujar una geopolítica que solo existe en sus cabezas.
Mientras unos y otros retozan con las fantasías animadas del comunismo de compadres, Washington volvió a marcar la tarjeta del tardocastrismo, certificando que no coopera plenamente en la lucha contra el terrorismo.
Las relaciones internacionales son intereses puros y duros; no existe la ética ni la clemencia, como demuestran Putin y Occidente en Ucrania; y sorprende tanta alharaca interesada por una opción que no está en la agenda del Kremlin, que conserva en sus archivos los tumbes de Fidel Castro, como lecciones imborrables.
Rusia no está interesada en Cuba por las siguientes razones:
1.- Cuba no pesa nada geopolíticamente, es un país destruido y convertido en zombie por seis décadas de comunismo de compadres.
2.- Rusia sigue empantanada en Ucrania y nadie cuerdo abre un frente con una potencia como Estados Unidos; estando metido en una guerra.
3.- El principal argumento esgrimido por Moscú para invadir Ucrania son la expansión de la OTAN hasta su zona de influencia y el alineamiento de Kiev con Occidente. ¿Cómo justificaría entonces volver a Cuba, situada a 180 kilómetros de la costa sureste de Estados Unidos?
4.- Cuba no tiene nada que ofrecer a Moscú, solo llantén y nostalgia por la base de Lourdes, Angelito y Leónov, que no soportaba a Putin, como dejó claro en más de una entrevista.
5.- Aparte de declaraciones rimbombantes como el agradecimiento por la "plena comprensión" cubana de la invasión a Ucrania; Rusia usa a Cuba para tallar el pago de la abultada deuda de Venezuela, inmersa en un acercamiento notable con Washington A cambio, daría una limosna a La Habana para que aguante hasta la próxima mujer y el último combate.
6.- Los bolos no son simpáticos ni bienvenidos en Cuba, donde la mayoría de sus habitantes ven a Estados Unidos como la tierra prometida, que acoge a millones de emigrados solidarios y simpatizan más con Betty Boop que con los muñequitos rusos. Simpatía acrecentada notablemente desde la ruina provocada por la caída de la URSS.
7.- Los rusos atesoran amargas experiencias con el financiamiento del portaaviones castrista y los más lúcidos recuerdan cómo Fidel Castro sorprendió al Kremlin, advirtiéndole que la deuda con la URSS se había esfumado con el desmerengamiento; como llamó Raúl a la caída de los zares comunistas. Muerto el acreedor, deuda apuntada en el hielo.
Fidel Castro lo supo desde siempre, pero no tuvo más remedio que tragar con Nikita mariquita, que lo dejó embarcado en octubre de 1962, Brézhnev que lo obligó a apoyar la invasión a Checoslovaquia (1968), y Andrópov que bajó el catao en charla con Raúl Castro en Moscú, que volvió a La Habana perestroiko y brindando por Stalin.
7.- Los académicos e intelectuales del tardocastrismo hacen brujería para asistir a una conferencia en Estados Unidos y rechazan viajar al Moscú neoliberal made in Putin.
Para olvidadizos, pasteleros, componedores de batea, agentes de influencia y gusañeros; fantaseando con la ruleta rusa:
2019.- El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, negó que su país vaya a instalar una base militar rusa en Cuba, y aclaró que ese tema no se discutió durante su visita de dos días a La Habana
2018.- El Gobierno de Rusia calificó de "pura ficción" las reciente informaciones que apuntaron a que Moscú podría reabrir su antigua base militar en Cuba ante el peligro de que Estados Unidos, que amaga con retirarse del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF), emplazara sus misiles en territorio europeo.
2002.- Fidel Castro en Granma: (...) "La urgencia rusa, según expresaron, era por el deseo de que el presidente Putin se presentara a la reunión con el presidente Bush en el Foro de Cooperación Asia-Pacífico, en Shanghái, llevando consigo estas dos noticias.
"Cualquiera comprende cuán agradables son las mismas para su interlocutor: la de Cam Ranh, aunque intrascendente en los hechos, muy simbólica; la de Cuba, un especial obsequio.
"Por tanto, el acuerdo sobre el Centro Radioelectrónico de Lourdes no está cancelado, ya que Cuba no ha dado su aprobación, y resultará necesario que Rusia continúe negociando con el Gobierno cubano, tomando en cuenta que hay importantes cuestiones por resolver con relación al tema...".
Pero los amantes de la ruleta rusa seguirán emborronando cuartillas y cobrando por descifrar el pan con na' para alegría de los piratas del Caribe, que extenderán el enemigo rumor entre sus víctimas; no estamos solos, la revolución cuenta con aliados importantes; mientras esos viejitos desvalidos, atiborrados de medallas inservibles y achaques, correrán a sus bodegas saqueadas por la resistencia creativa y, alzando sus enflaquecidos brazos, anunciarán la buena nueva: ¡El mes que viene entra un barco de carne rusa!...
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