Un conductor de un taxi de los conocidos popularmente como gacelas, protagonizó un hermoso gesto que conmovió a los pasajeros que iban a bordo del vehículo.
El hecho ocurrió el pasado miércoles por la mañana en el barrio de El Vedado, en La Habana, donde el taxista de la gacela No. 7 detuvo la marcha y se bajó del carro para ayudar a un anciano ciego a cruzar la calle.
Uno de los usuarios relató la anécdota en el muro de Facebook del usuario "Ecv Nacional".
"Cuando llegamos a Línea y E, el chofer, que era joven, para la gacela y se baja. Todos nos miramos preguntándonos: '¿qué pasó? ¿Saben qué pasó? Pues había en la misma esquina de Línea y E un señor mayor ciego, esperando poder cruzar la calle Línea. El chofer, que se llama Erick, lo cogió de la mano y le cruzó la avenida, luego con mucha naturalidad volvió a cruzar, abrió la puerta de su gacela y siguió con su trabajo", detalló.
"Todos en la gacela lo felicitamos, un hombre le extendió su mano. Una señora mayor con bastón que nos acompañaba le dijo: '¡Usted es una bendición de hombre, la vida le tiene que sonreír, gracias por su buena acción!", añadió.
El autor del post agradeció haber sido testigo de tan hermoso gesto.
"Esas son las pequeñas cosas de las que tanto hablan los libros, las pequeñas cosas que nos enseñan nuestros abuelos; gracias por su generosidad, gracias por ser cubano. Bendiciones para él y su familia", afirmó.
Más de mil personas comentaron en la publicación, felicitando al conductor por su solidaridad con una persona con discapacidad.
"Pues me sumo, a mí en lo personal un chofer de la gacelita 13 me ayudó con un dolor de barriga y el pecho y gracias a él no me repitió el infarto", reveló la internauta llamada Odalys García.
En los últimos meses se han difundido varios gestos cívicos de transportistas privados en Cuba.
Uno de ellos corrió a cargo de un taxista habanero que bajó el precio del pasaje a una madre y su pequeña hija cuando iban camino a la escuela, y aseguró que solo lo hacía "para agradar a Dios".
"Me imaginé que me iba a decir 100 pesos, como casi todos cobran, y cuál fue mi sorpresa; me dice: 'deme (20 pesos) que la niña va para la escuela'", contó en Facebook la madre, Jayenis Álvarez Algeciras, quien publicó una foto del auto en el que fue desde Centro Habana hasta Diez de Octubre.
La mujer relató que además de cobrarle menos, el taxista dejó que su hija se sentara al lado de ella para que no viajara incómoda y que cuando le agradeció por su gesto, él le respondió: "no lo hago por agradar a nadie, lo hago para agradar a Dios".
Otra actitud loable es la de un taxista cubano que ya ha devuelto tres teléfonos que sus clientes han dejado abandonados en su auto por descuido.
El último celular lo entregó a su dueño en abril pasado. La acción del conductor, cuyo nombre no ha trascendido, fue compartida en el grupo de Facebook "Fotos de La Habana" por el usuario Yorni Cabrera, con una imagen del honesto chofer y su hijito.
"Este chofer de taxi hoy se encontró un móvil (con este serían ya tres que devuelve) en su taxi. Rápidamente lo guardó. Al rato ve que le envían un sms a dicho móvil, con la idea de ver si era el dueño, miró y ¡en efecto!, era el hijo del dueño del móvil, un señor mayor pidiendo de favor la devolución, ¡que no tenía recursos para comprar otro! Rápidamente se le llamó y se le dijo: 'ven por tu móvil, estoy en mi casa, esta es la dirección. ¡Ya está en manos de su dueño!", relató Cabrera.
Cientos de internautas comentaron en el post, donde alabaron el buen gesto del taxista, y se alegraron de que aún queden personas honestas en Cuba, a pesar de la aguda crisis social y económica.
En la otra cara de la moneda está lo que vivió una madre a la que un taxista insensible se negó a llevarla junto a su hija de un año al hospital.
Susana Fonseca, miembro del grupo de Facebook "La gente de alamar", relató la amarga experiencia que vivió el 22 de abril por la mañana, cuando ella y su esposo decidieron llevar a la niña al médico, pues estaba con falta de aire desde el día anterior.
"Me dirigí a la parada del rutero y al ver la cola inmensa que había y la nena con una crisis de sibilancia, mi esposo y yo fuimos a hablar con el chofer de la gacela y explicarle la situación, a ver si de alguna forma nos podía montar para ir al hospital. Pues el chofer se niega, diciendo que no, que él tenía que llegar vacío a la parada, cuando todas sabemos que hasta vienen con el carro casi lleno en ocasiones", relató.
"Me molesté muchísimo porque es la vida de una niña que estaba en juego, y viré y le tomé foto al carro y el chofer que estaba tomándose un café me dice que le tomara una a él también, y por supuesto que lo hice", añadió.
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