El poeta, periodista y profesor Manuel Díaz Martínez, un nombre imprescindible de la poesía cubana contemporánea, falleció este sábado en Las Palmas de Gran Canaria, España, a los 86 años.
La noticia del deceso de Díaz Martínez, víctima de un cáncer terminal de colon, la dio a conocer su hija María Gabriela Díaz Gronlier, que recordó a su padre como un hombre que nunca dejó de pensar en Cuba.
“Con él marcha la Generación del 50 y uno de los testigos presenciales del llamado Caso Padilla”, dijo María Gabriela. “Se fue afirmando que vivió una vida intensa y que, de tener la oportunidad, volvería a repetirla con lo bueno y con lo malo que esta le entregó. Murió pensando en una Cuba en libertad”.
A fines de mayo, el poeta anunció que padecía un cáncer agravado e incurable que había mermado sus energías y alterado su vida habitual, lo que lo obligó a una prolongada hospitalización.
“He vuelto a casa y, a la medida de mis circunstancias, quiero mantenerme en contacto con ustedes a través de esta posibilidad llamada Facebook. Tengo el propósito de permanecer en la vida hasta el último minuto que ella me lo permita en condiciones aceptables”, escribió Díaz Martínez en un reciente post.
Con su muerte desaparece una personalidad cimera de la llamada Generación del 50, entre los que sobresale junto a Carilda Oliver Labra, Roberto Fernández Retamar, Pablo Armando Fernández, Fayad Jamis, Antón Arrufat y Heberto Padilla, y un pensador lúcido que mantuvo una postura crítica hacia el régimen cubano hasta el final de sus días.
Nacido el 13 de septiembre de 1936 en Santa Clara, antigua provincia de Las Villas, Díaz Martínez estudió el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de la Víbora, en La Habana, de donde fue expulsado por sus actividades revolucionarias contra la dictadura de Fulgencio Batista. Al triunfo de la revolución de Fidel Castro estaba registrado en las filas del Partido Socialista Popular (PSP).
A los 20 años publicó su primer poemario, Frutos dispersos (1956), al que siguió Soledad (1957).
Entre 1959-1960 recibió una beca para realizar estudios en el Instituto Hispánico de la Sorbonne, en París. En estos años fue jefe de redacción del magazine Hoy Domingo (1959-1963) y profesor de la Escuela Nacional de Instructores de Arte (ENIA), y ocupó un cargo diplomático como secretario y consejero cultural de la embajada cubana en Bulgaria (1963-1964).
Aunque desde comienzos de los años 60 acumuló varios poemarios, sus verdaderos hitos en la literatura cubana se produjeron con Un hombre dice (1963), mención en el Premio Casa de las Américas, y Vivir es eso (1967), Premio UNEAC de Poesía "Julián del Casal" en 1967.
El galardón de la UNEAC lo llevó al año siguiente a integrar el jurado que premió Fuera de juego, de Heberto Padilla, el libro que se convirtió en piedra de escándalo dentro de la vida cultural y política del país.
Díaz Martínez estuvo entre los participantes de la reunión del 27 de abril de 1971, en la que Padilla realizó su histórica autoinculpación ante colegas y funcionarios culturales en la sede de la UNEAC en La Habana. Su intervención en esa velada aparece en el documental El Caso Padilla (2022), de Pavel Giroud, rescatada como uno de los momentos de máxima tensión durante el desfile de “desviados” del cauce del proceso revolucionario.
Fue investigador del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias (1965-1967) y redactor de La Gaceta de Cuba entre 1967 y 1975.
En 1991 figuró entre los firmantes de la declaración de los intelectuales cubanos, conocida como "Carta de los Diez", un documento que retó a Fidel Castro a realizar cambios políticos y democratizar el país.
Por su desafío al régimen fue expulsado de la UNEAC y marginado de los escenarios de la cultura oficial. En 1992 su salida del país rumbo a España fue fustigada por un artículo del poeta y funcionario Waldo Leyva, titulado “Puente de plata”.
Se radicó desde entonces en Las Palmas de Gran Canaria y obtuvo la ciudadanía española.
En 2002 pasó a ocupar la codirección de la revista Encuentro de la Cultura Cubana, editada en Madrid. Ese año apareció su libro de memorias Solo un leve rasguño en la solapa.
En España integró el consejo editorial de la Revista Hispano-Cubana y fue un colaborador habitual del suplemento cultural del diario La Provincia.
En el exilio publicó además los poemarios Paso a nivel (2005) y Caracol en su camino (antología), también en 2005, y un epistolario de sus intercambios con el escritor cubano Severo Sarduy.
En 2006, el Centro Cultural Cubano de Nueva York le concedió la medalla "La Avellaneda" en reconocimiento al legado a la cultura de su país.
Díaz Martínez era miembro correspondiente de la Real Academia Española. Sus poemas han sido traducidos a una decena de idiomas.
Su cadáver será velado este sábado hasta las 10 pm y mañana domingo hasta las 4 pm en el Tanatorio Memora de Las Palmas de Gran Canaria.
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