La anciana ecuatoriana Bella Yolanda Montoya, quien “revivió” en su propio funeral el pasado viernes 11 de junio, falleció tras pasar siete días en cuidados intensivos en el mismo hospital que dio su primer diagnóstico de muerte erróneo.
La mujer, una enfermera jubilada de 76 años, fue noticia luego de que la declararan muerta y tras cinco horas de velorio comenzara a moverse dentro del ataúd.
Gilberto Barbera Montoya, hijo de la anciana, confirmó a la agencia de noticias AP que los médicos del hospital estatal donde estaba internada su madre le habían advertido que no había posibilidades de salvarla. "No tenía ya remedio. Murió a las cinco de la tarde" del viernes 16 de junio, abundó.
La mujer sufrió un accidente cerebrovascular que obligó a su hospitalización y llevaba una semana en cuidados intensivos. Tras el primer diagnóstico de muerte erróneo, el Ministerio de Salud debió ratificar en un comunicado el fallecimiento de Montoya.
Había sido declarada muerta en un hospital a causa de un posible derrame cerebral seguido de un paro cardiopulmonar. Al no responder al protocolo de reanimación, un médico de guardia certificó el fallecimiento.
El hecho ocurrió en Babahoyo, unos 208 kilómetros al suroeste de Quito.
Sus familiares se percataron del suceso cuando escucharon que la mujer golpeaba el féretro y ahora advirtieron que harían una demanda y que "esto no se va a quedar así", dijo el hijo de la difunta, quien exige una explicación de lo sucedido ese día. Una hermana de la anciana ya presentó una denuncia formal para "que se señale cuál es el doctor que... la dio por muerta"..
"Después de unas cinco horas de velatorio, el ataúd empezó a hacer ruidos. Mi mamá estaba envuelta en sábanas y golpeando el ataúd, y cuando nos acercamos pudimos ver que respiraba con dificultad", dijo en un video su hijo.
Ese día fue hospitalizada de inmediato y este sábado fue velada en la misma funeraria.
El Ministerio de Sanidad ha abierto una investigación para saber las causas. En un comunicado, la entidad precisó que se iniciará "una auditoría médica para establecer responsabilidades por la supuesta confirmación de la muerte".
Antes del insólito suceso, la anciana había sufrido un derrame cerebral que le había afectado la movilidad en la mitad del cuerpo, pero aún podía caminar con cierta dificultad. La madrugada del viernes la llevaron al centro médico por problemas respiratorios.
Se cree que pudo haber entrado en catalepsia, un trastorno nervioso repentino que deja al paciente inmóvil, con el cuerpo rígido y con pérdida de sensibilidad.
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