En un abrir y cerrar de ojos el presidente Joe Biden descarrilló la noche del martes los esfuerzos diplomáticos cumplidos por su gobierno durante un viaje de alto nivel a China.
Habían pasado 24 horas de la visita de su Secretario de Estado a Pekín para tratar de bajar las tensiones bilaterales y concertar un posible consentimiento de asuntos cruciales, cuando Biden llamó dictador al presidente chino Xi Jinping.
¿Fue un desliz o una afirmación intencional? Lo cierto es que de la respuesta airada del Ministerio de Relaciones Exteriores de China no esperó siquiera a que Blinken estuviera aterrizando en Washington con el prontuario de temas abordados y la propuesta de próximos encuentros.
En un acto de recaudación de fondos en California, Biden dijo que Xi Jinping estaba avergonzado por las recientes tensiones en torno a un presunto globo espía chino que fue derribado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos sobre las aguas territoriales del país, el pasado febrero.
“Es una gran vergüenza para los dictadores. Cuando no saben lo que ha pasado”, afirmó Biden.
El gobierno chino calificó el miércoles de “extremadamente absurdos e irresponsables” las comentarios del presidente estadounidense.
“Estos comentarios van totalmente en contra de los hechos, violan gravemente el protocolo diplomático y atentan gravemente contra la dignidad política de China”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, en su encuentro del día con la prensa.“Es una provocación política flagrante. China expresa su firme insatisfacción y oposición”.
En su visita a China, Blinken trató de romper el hielo en unas relaciones que atraviesan su peor momento histórico.
Blinken tuvo incluso un encuentro con Xi Jinping y su misión es considerada relativamente exitosa, luego de conseguir acuerdos sobre la batalla contra el fentanilo y dejar abierto un pasadizo para próximas visitas de alto nivel, incluida un encuentro entre ambos mandatarios.
No se logró, sin embargo, una reanudación de los intercambios militares de ambos gobiernos al nivel de años anteriores.
Blinken también plante a Xi Jinping la preocupación estadounidense por las operaciones de espionaje chino en Cuba.
“Estados Unidos está monitoreando la situación y va a proteger sus intereses y su territorio”, dijo Blinken a una pregunta de la prensa respecto al espionaje en Cuba.
También, el canciller estadounidense reconoció que existen diferencias arraigadas.
“No nos hacemos ilusiones sobre los retos de gestionar esta relación. Hay muchas cuestiones en las que discrepamos profundamente, incluso con vehemencia”, enfatizó.
En los últimos días, Estados Unidos informó que aviones y buques de guerra chinos han realizado maniobras amenazantes en el estrecho de Taiwán y el mar de la China Meridional, a pesar de los protocolos acordados entre ellos para evitar incidentes de este tipo.
En su estancia diplomática, China sí dejó claras sus firmes objeciones al respaldo de Washington a Taiwán, un territorio que Pekín considera como propio.
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