Una familia de cinco turistas mexicanos y un piloto nepalí murieron en la mañana de este martes al estrellarse el helicóptero en el que viajaban para cumplir uno de su sueños: ver el Monte Everest de cerca.
Los cuerpos fueron recuperados cerca de Likhu -al norte de Katmandú- pero se desconocen todavía las causas del siniestro, según indicó la agencia Reuters citando como fuente declaraciones del responsable de aviación civil del país asiático.
El Gobierno de Nepal, cuyo primer ministró lamentó el siniestro en redes sociales, dijo que establecerá un comité de investigación para aclarar los motivos por los que se produjo el accidente, el último de una larga serie en el Himalaya.
El helicóptero era de Manang Air, una de las muchas compañías que transportan turistas a los picos de las montañas de Nepal, incluido el Monte Everest (8,848 metros), la montaña más alta del mundo. Un portavoz aseguró que el helicóptero despegó con buen tiempo y que habrá que investigar qué sucedió.
El embajador de México en India adelantó que una línea de investigación de la tragedia apunta a las cambiantes condiciones meteorológicas en la región.
La Autoridad de Aviación Civil de Nepal y Manang Air Helicopters identificaron a los fallecidos como Ismael Sifuentes Rincón (padre), Luz González Olacio (madre) y y sus hijos Fernando, María José y Abril, quienes días antes del siniestro viajaron más de 14 mil kilómetros para llegar a la India y cumplir su sueño de sobrevolar la montaña más grande del mundo.
Nepal fue solo uno de los muchos destinos de los que presumía en redes sociales la familia mexicana, residente en el estado de Nuevo León.
El trágico final de esta familia mexicana recuerda otro trágico accidente que hace pocas semanas conmovió al mundo: la implosión del minisubmarino Titan, en el que viajaban un padre de origen paquistaní nacionalizado británico y su hijo, de apenas 19 años.
Ambas tragedias apuntan a los peligros del turismo que implican un elevado riesgo: el cumplimiento de sueños que pueden tener desenlaces muy trágicos.
En los últimos Nepal, donde ocurren con cierta frecuencia los accidentes aéreos, ha sido objeto de reiteradas sanciones internacionales por la falta de controles. La Unión Europea (UE) tiene vetado el acceso a su territorio de las aerolíneas nepalíes desde 2013.
En febrero de 2019 murieron siete personas tras estrellarse un helicóptero con siete pasajeros a bordo, entre ellos el ministro nepalí de Turismo y Aviación Civi.
En ese caso el accidente tuvo lugar apenas meses después de que otro helicóptero de la compañía Altitude Air se estrellase en una zona selvática en el distrito de Gorkha, en el norte de Nepal, lo que provocó la muerte de seis personas, incluido el piloto, mientras que una pasajera sobrevivió.
El peor accidente aéreo de los últimos años en Nepal ocurrió en enero de este mismo año, cuando un vuelo de Yeti Airlines se estrelló con 72 viajeros sin dejar supervivientes, un accidente atribuido por las autoridades a un error humano.
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