Médicos de Santiago de Cuba lograron salvar la vida de una bebé que nació pesando solo dos libras, y ahora se encuentra perfectamente en su casa junto a sus padres.
Milagros, como nombraron a la niña, vio la luz en mayo con apenas 990 gramos (2.1 libras) en el hospital Juan Bruno Zayas, adonde llegó su madre con 27 semanas de gestación.
Según Yaneida Machado Quiala, vicedirectora del centro y responsable del bloque ginecobstétrico, la embarazada presentaba fiebre, malestar general y pérdida del líquido amniótico a causa de una corioamnionitis, una infección de la placenta y del líquido amniótico que suele desencadenar el trabajo de parto y un nacimiento pretérmino.
"Por protocolo, había que finalizar el embarazo, por tanto discutimos el caso en colectivo con los especialistas de mayor experiencia, y definimos la conducta a seguir y la preparación de los servicios de puerperio, para atender a la materna, y de neonatología para ese neonato de alto riesgo", explicó al semanario Sierra Maestra.
Milagros vino al mundo cuando su madre transitaba por la penúltima semana del séptimo mes de embarazo.
Aunque la niña ya estaba prácticamente formada, a esa edad gestacional todavía los pulmones, la función hepática y el cerebro no están completamente desarrollados, lo cual implica riesgos a los que se suman otros asociados a los requerimientos del manejo clínico en este tipo de neonatos.
La neonatóloga Leydis Margarita Pino del Río detalló los problemas que presentaba la bebita: menos de mil gramos, sin músculo para poder respirar, sin una reserva de grasa para poder mantener un esfuerzo respiratorio, con una depresión ligera al nacer...
"No tenía una vitalidad aceptable. La acoplamos a un ventilador mecánico y así estuvo alrededor de diez días ", recordó.
La niña sufrió casi todas las complicaciones que pueden tener los recién nacidos pretérmino bajo peso: trastornos metabólicos y de la coagulación, enfermedad de la membrana hialina (síndrome de dificultad respiratoria neonatal), lesiones inflamatorias y una curva de peso difícil de recuperar.
A pesar de ello, el personal médico nunca perdió la esperanza. Milagritos siempre se mostró bebita inquieta, era capaz de mirar a quien le hablara y levantaba los brazos y las piernas cuando hacía falta que se mantuviera quieta.
"Se le realizaron los procederes previstos en los protocolos de actuación. El hecho de que no se infectara evidencia que hubo un apego estricto a las normas. Se mantuvo su reevaluación y, aunque tuvo la pérdida de peso normal para la prematuridad extrema, el adecuado manejo de la alimentación permitió lograr la ganancia de peso y se fue del hospital con sus 2,500 gramos", señaló orgullosa la neonatóloga.
La madre de la pequeña, Aliuska Élintan Rosales, de 42 años, recordó los días terribles que vivió durante su estancia en el hospital.
"Cuando me dijeron que no podía continuar el embarazo y luego que era difícil que mi niña sobreviviera, me puse muy mal; lloraba mucho. Pero siempre tuvimos mucha fe en Dios y en el personal que la estaba atendiendo. Nunca nos engañaron, en la entrevista la doctora Leydis era tajante y nos aseguraba que ellos lo estaban haciendo todo para salvarla", rememoró.
Milagros es la cuarta hija de Aliuska Élintan Rosales y Ethys Díaz Ruano, quienes residen en el barrio El Caney.
Ambos se mostraron más que agradecidos por la profesionalidad y esfuerzo de los médicos para salvar a su niña que hoy crece sana y feliz en su casa, junto a sus tres hermanos mayores y el resto de la familia.
Esta no es la primera hazaña de este tipo que protagonizan los doctores cubanos.
En 2018, otro bebé que nació pesando 3.3 libras sobrevivió gracias al esfuerzo de los especialistas de Granma.
El pequeño Maikol tuvo que enfrentar no solo su falta de peso, sino problemas de hiperglucemia y varias enfermedades. Tras más de cuatro meses, fue dado de alta con 3,000 gramos y buena salud.
Un año antes, el mismo día en que el huracán Irma entró a Cuba con categoría cinco, una bebé nació con solo 29 semanas de gestación y 1,000 gramos de peso en el Hospital Lenin de Holguín.
Más de un mes después, seguía ingresada y evolucionaba satisfactoriamente.
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