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La opinión sobre la oleada migratoria cubana desatada desde noviembre de 2021 con la llamada ruta centroamericana tras la exención de visados a Nicaragua, y potenciada desde enero de este año con el nuevo parole humanitario, es muy variada y toca extremos entre los ciudadanos de origen cubano radicados en Miami.
Aunque unos se muestran solidarios, pacientes y compasivos con ciertos hábitos de los recién llegados, otros muchos subrayan que está entrando de todo, y advierten una y otra vez que Miami se está pareciendo cada vez más a Cuba.
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“Quizás no hay una evaluación correcta a la hora de entrar al país. Está entrando todo tipo de gente, hay gente que es buena, hay gente que es mala y no porque sean de Cuba, yo soy cubana y defiendo a mis cubanos, pero reconozco que cada país tiene su gente mala y su gente buena”, dijo una mujer en declaraciones al periodista Mario Vallejo para Univision.
“Vine mucha gente buena y viene mucha gente que no sirve, como en todas las migraciones”, admitió resignado otro residente en Miami.
En los que respecta a aquellos ciudadanos de la isla recién llegados -o no- que son pillados in fraganti cometiendo delitos, la opinión generalizada es que sean deportados a Cuba.
Sin embargo, no es tan simple, puesto que el gobierno de la isla se reserva el derecho de admitir de vuelta solo quienes ellos estiman conveniente.
Las numerosas noticias en medios de prensa hispanos en Florida que dan cuenta de cubanos implicados en actos delictivos de diferente naturaleza han contribuido a la estigmatización de los recién llegados y divide a la opinión pública en torno al tema.
El abogado de Inmigración, Wilfredo Allen, advierte que el fenómeno es normal, pero alerta a los delincuentes que será peor para ellos insistir en tomar ese camino.
“Es imposible que, habiendo entrado 400 mil personas en menos de 30 meses, no haya un poquito de todo en ese grupo. Eso ocurre no solo con los cubanos, pasa con los venezolanos, con los nicaragüenses, y con los irlandeses e italianos en el pasado”, dice Allen.
Muchos cubanos que llevan años -en algunos casos décadas- afincados en Estados Unidos, estiman faltan filtros que garanticen que no acceda todo tipo de personas.
Consideran que se está viviendo actualmente el resultado de dejar entrar a personas sin chequear sus antecedentes penales, algo que sí se exige en el caso de quienes ingresan al país por la vía de la reunificación familiar.
“El futuro de ellos en este país es cero y corren un riesgo grande […] Aquí nunca van a tener un futuro”, concluye Wilfredo Allen, quien asegura a los delincuentes que nunca podrán establecerse con éxito en Estados Unidos.
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