Miguel Díaz-Canel admitió en el discurso por el 70 aniversario del asalto al Cuartel Moncada la difícil situación que atraviesa el pueblo cubano, y dijo que mientras los ciudadanos no alcancen “un grado de prosperidad digna”, habrá un Moncada por asaltar.
"Mientras el gobierno de Estados Unidos persista en su intento de asfixiarnos con su genocida bloqueo, mientras no alcancemos un nivel de prosperidad digna para cada cubano, tendremos un Moncada que asaltar", aseveró el gobernante en un discurso donde la metáfora del Moncada por asaltar como retos incumplidos o evidencias del fracaso social hizo acto de presencia en varias ocasiones.
“Quedan muchos Moncadas por asaltar para resolver todos los problemas que nos acechan”, dijo también el gobernante.
Díaz-Canel achacó la situación de Cuba a cinco medidas fundamentales impuestas por EE.UU, que se encargó de enumerar: "la inclusión en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo; la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, que internacionaliza el bloqueo; la persecución energética contra Cuba y los buques que le suministren combustible; la persecución de los servicios médicos que la Isla presta a otras naciones; y las acciones dirigidas contra el turismo, uno de los principales sectores de la economía".
En otro momento de su intervención, el gobernante reconoció que "el pueblo espera respuesta en temas que hoy gravitan sobre el nivel de vida y la cotidianidad de todos”; problemas de los que dijo que se pueden “ir resolviendo sin esperar que levanten el bloqueo”.
"La batalla contra las ilegalidades, el delito y sobre todo por el incremento de la oferta de bienes de uso y consumo para combatir la inflación, son un difícil Moncada que tenemos el deber de asaltar, aquí y entodo el país. Cuba lo merece", dijo en el segmento final de un discurso donde también rememoró los sucesos del 26 de julio de 1953 y calificó de "privilegio" estar en el lugar del asalto con algunos de sus protagonistas.
En una intervención escasa de autocrítica y recurriendo a la inclinación habitual de culpar a Estados Unidos de lo humano y lo divino, Díaz-Canel no perdió oportunidad de agradecer la participación en el acto de las brigadas de solidaridad con Cuba, compuestas por 269 miembros de 26 países de América Latina y el Caribe, Norteamérica y Europa.
El gobernante felicitó también al pueblo santiaguero y lo exhortó a continuar trabajando por su desarrollo.
“Lo han hecho bien, santiagueros, y seguramente lo pueden hacer mejor”, concluyó Díaz-Canel, al que la voz le falló en varios momentos de su discurso.
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