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El prisionero cubano José Luis Hernández Rodríguez, que cumplía condena en la cárcel Kilo 5 y medio, Pinar del Río, se quitó la vida, según informó un hermano a la ONG Cubalex.
Su hermano, que también está recluido en el mismo centro penitenciario, explicó al activista José Rolando Cáceres los pocos detalles que conoce del incidente, que ocurrió el 15 de julio.
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Hernández Rodríguez cumplía una condena de 25 años de privación de libertad y, de acuerdo con lo señalado por Cubalex, ya le correspondía el traslado hacia un régimen de menor severidad.
Sin embargo, las causas que lo llevaron a tomar la trágica decisión de quitarse la vida aún se desconocen.
Cubalex, al denunciar este lamentable suceso, recordó a las autoridades que la muerte ocurrió bajo su custodia, por lo que el Ministerio del Interior (MININT), la Fiscalía y los jueces son responsables de lo que sucede con las personas privadas de libertad en sus instalaciones.
La ONG ha venido denunciando las condiciones de vida y los abusos que ocurren en las prisiones cubanas, que han llevado a muchas personas a situaciones extremas como esta.
Además, Cubalex hizo hincapié en que en los centros penitenciarios no existe un sistema de prevención ni asistencia psicológica o psiquiátrica adecuada para evitar este tipo de hechos.
La falta de atención y cuidado para la salud mental de los prisioneros agrava la situación y pone en riesgo la vida de aquellos que ya están sometidos a un ambiente carcelario difícil y opresivo.
Cubalex instó a las autoridades a abrir una investigación exhaustiva para esclarecer lo ocurrido y, en caso de detectar responsabilidades, sancionar a los involucrados.
Hace más de un año, el gobierno comunista cubano reconoció, ante Naciones Unidas, que al menos 100 presos murieron mientras permanecían bajo su custodia.
La mayoría de los decesos se debieron a enfermedades coronarias, según datos oficiales.
Sin embargo, el Estado cubano ha reusado a publicar información sobre las tasas de suicidios en reclusorios o las muertes por otros motivos, situación denunciada por diversos organismos internacionales.
A mediados de este año, Justicia 11J reportó la muerte de al menos tres presos cubanos, que no tuvieron acceso a atención médica adecuada.
Carlos López López, de 22 años, falleció en el Combinado del Este, tras recibir una golpiza, en circunstancias que no han sido esclarecidas, y a la familia le negaron acceso a la documentación necrológica oficial.
Abel Lázaro Machado Conde, uno de los detenidos tras las manifestaciones del 11J, generó preocupación en su madre, al decirle que tenía pensamientos suicidas.
El joven es paciente psiquiátrico y se encuentra interno en la cárcel de Quivicán, donde no recibe atención médica, ni le proporcionan el tratamiento de psicofármacos que necesita para mantenerse estable.
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