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Un anciano cubano sobrevive vendiendo libros en una calle de La Habana para poder comprar comida.
El usuario de Facebook Pedro Pablo Pérez Mendoza mostró en sus redes sociales una fotografía del señor, sentado en el suelo en la puerta de su casa, con los libros colocados en la acera frente a él.
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"Todos los días, desde las 7 de la mañana más o menos, se sienta ahí, a vender libros. Son muchos los que pasan y le echan una ojeada a lo que vende, y lo mejor de todo es que este señor, al parecer, ha leído al menos casi medio libro de muchos de los que tiene en venta, ya que cuando tomas uno, te habla de este con entusiasmo y base", relató.
Según Pérez Mendoza, hace unos días le compró un pequeño libro de cuentos titulado "El diablo embotellado y otros cuentos", y desde entonces ambos se saludan y comparten un cigarro antes de empezar a trabajar.
"No sé cómo ha sido en el pasado, no sé si tiene familia, no sé absolutamente nada de él salvo que vende libros para comer y que su mirada se clava en tu corazón", concluyó.
En los últimos años ha aumentado la cifra de ancianos que subsisten en el país en situaciones de extrema vulnerabilidad, ya sea por temas de salud mal atendidos, falta de vivienda o escasez de recursos económicos para hacer frente al alto costo de la alimentación.
Muchos de ellos se ven obligados a seguir trabajando, a pesar de hacer sobrepasado la edad de jubilación.
En enero, circuló en redes sociales el video de la discusión de dos ancianos por un par de sacos de latas vacías destinados, presuntamente, a la venta de materias primas al Estado, una alternativa de subsistencia a la acuden personas de bajos ingresos.
"Mira lo que está haciendo este tipo", dijo uno de los hombres, que acusaba al otro de haberle robado los sacos en un momento de distracción, algo que el aludido negaba rotundamente, asegurando que esas latas se las había dado su familia.
"¿Qué se lo dé? Yo paso mucho trabajo, chico", respondió uno de los contendientes a un vecino ajeno al conflicto que intentó apaciguar la disputa.
Muchos internautas consideraron el incidente una evidencia más de la miseria imperante en Cuba, donde dos ancianos son capaces de llegar a la violencia física con tal de conservar aquello que les supondrá una fuente de dinero.
"Eso que está pasando es la triste realidad en la que estamos viviendo. No es motivo de risa. Es de tristeza porque seguro que el dinero de la chequera no les alcanza y es para poder comer", observó una.
En marzo de 2022, trascendió el caso de un anciano sin salario ni jubilación, que sobrevive haciendo arreglos de muebles, catres, colchones y cualquier otro enser que se pueda recuperar.
Antonio Griñán Hernández, mayor de 60 años, recoge de las calles y hasta de la basura artículos o piezas usadas de plomería que la personas suelen botar; luego los repara y los vende. Muchos acuden a él porque si no deben ir a las tiendas en MLC, donde todo es mucho más caro.
En entrevista con la agencia CubaNet, reveló que dejó de trabajar para el Estado cuando solo tenía una década de trabajo acumulada, por lo que no tiene derecho a cobrar una pensión.
"Tengo que seguir trabajando para que cuando ya me jubile, tener una pensión, digo, si encuentro el trabajo, porque tengo que pensar en eso. Yo tengo 62 años y estoy fuerte ahora, pero llegará el momento en que no voy a poder ni hacer esto, y tengo que irme preparando desde ahora", afirmó.
Al menos 800 mil jubilados en Cuba cobran el monto mínimo de pensión mensual.
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