Una adolescente cubana de 17 años que padece insuficiencia renal crónica pidió una visa humanitaria para poder someterse a un trasplante, pues en Cuba lo único que ha hecho es empeorar su estado.
Yednay Pupo García se atiende en la sala de nefrología del hospital pediátrico de Centro Habana, y lleva 10 meses recibiendo tres sesiones de hemodiálisis por semana.
"Me implantaron la fístula el 16 de diciembre del 2022. Después de seis catéteres en varios lugares del cuerpo, inicié pesando 45 kilos y en estos momentos peso 34 kilos", detalló en un texto publicado en Facebook por su hermana Yadnay Pupo García.
A Yednay, quien vive en el municipio San Miguel del Padrón de La Habana, solo le dan una dieta mensual de un kilo de carne de res, uno de pollo y tres de pescado, y otro de leche en polvo.
La familia atraviesa una difícil situación económica, la mamá dejó de trabajar para cuidar a la enferma, y el papá trabaja en el sector privado.
"Mis meriendas no dan abasto porque no puedo comer cualquier cosa y no puedo tomar líquido. Muchas veces los medicamentos debemos adquirirlos a través de grupos de apoyo y donantes. Estoy esperando estar estable (cosa que aquí no es posible) porque cuando no es una cosa es la otra. ¿Cómo no voy a tener la presión alta? Si solo como pan y galletas, aquí las frutas no existen", criticó.
La enferma quisiera aplicar a una visa humanitaria para recibir atención adecuada en otro país.
"Mi casa está en unas condiciones desfavorables. Tenía planes de un trasplante, pero debido a la situación del país, no se puede realizar la operación. Yo no quiero morir con 23 ni 24 años, quiero volver a tomar agua cuando tenga sed, algo tan sencillo como eso. Por favor, necesito ayuda ya, he escrito a varios canales internacionales pero al parecer como mi tema no es político a nadie le importa", concluyó.
Son bastantes los casos de personas con diversas enfermedades graves en Cuba que solicitan una visa humanitaria, con la esperanza de resolver su situación en el extranjero, dada la grave escasez de medicamentos e insumos que atraviesa la Isla.
Recientemente trascendió el caso de un Antonio Vento, un adolescente de 14 años que salió con sus padres de Cuba en 2012 rumbo a Estados Unidos, gracias a una visa humanitaria.
Vento, que había tenido una pérdida progresiva de la visión desde que nació debido a una rara enfermedad genética, ahora pudo recuperar su vista casi por completo tras someterse a un ensayo clínico en Miami.
El Bascom Palmer Eye Institute de Miami, uno de los mejores hospitales oftalmológicos de Estados Unidos, le aplicó con éxito la primera terapia génica de su tipo, y esperan que los positivos resultados obtenidos abran un camino de esperanza para otras personas que sufren enfermedades raras que afectan la visión.
Por otra parte, en mayo llegó a Miami el niño cubano Emmanuel Cala con una visa humanitaria otorgada por el gobierno de Estados Unidos, donde recibirá tratamiento médico.
Emmanuel, de tres años, padece una enfermedad renal, pero antes tuvo un síndrome de mala absorción intestinal y ha recibido transfusiones de sangre por su delicado estado de salud. No camina ni gatea, y casi no puede mantenerse sentado.
En San Miguel del Padrón, en La Habana, una madre y su hija aspiran a una visa humanitaria para poder recibir atención médica para el síndrome de Kniest que sufren, una rara enfermedad genética que se caracteriza por enanismo, anomalías esqueléticas y problemas auditivos y oftalmológicos.
En abril, una niña de 10 años de La Habana que padece de Leucemia linfoide aguda pidió una visa humanitaria para recibir tratamiento médico en Miami, tras seis meses ingresada en el Instituto de Hematología, sin recursos para darle una solución.
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