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Una cubana relató el intento de robo de su moto en El Vedado de La Habana y aseguró que “tener un medio de transporte en Cuba se ha convertido en un acto de suicidio””
“Ayer presencié cómo robaban mi moto en H y 21, yo no dejaba de mirarla, sonaba su alarma, solo me tomaba un café con mis amigos. Sentimos un ruido, pero en la calle H hay un hueco grandísimo q yo misma he cogido varias veces”, comenzó su relato la joven Sailin Carbonell
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Alertada por un amigo, la joven se percató de que podrían estar robando sus moto.
“El hombre q se llevaba mi moto se apresuró pero estaba muy nervioso. Daniel en 10 segundos voló las escaleras y ya estaba en la calle lanzándose hacia él, yo gritaba como loca, gritaba de todo, no había nadie en la calle, pero solo sé que gritaba junto con mi amiga que es increíble controlando todo. Todavía a estas alturas no sé cómo gritaba conmigo, cogía el móvil, llamaba a la policía e iba describiendo al ladrón de motos”, cuenta.
Finalmente, ante los gritos de sus amigos, el ladrón soltó la moto en medio de la persecución.
“No sé si era inexperto, solo recuerdo su pullover blanco, su gorra y cómo llegando a 21 colocó la moto en la hierba, sí, no la tiró”, precisó.
Finalmente, otras personas intentaron capturar al ladrón sin éxito y la policía, que llegó en 5 mn tomó la denuncia, asegura Carbonell.
“No importa cuanta precaución tengas, no importa si tú moto tiene candado, si tiene alarma, si tiene seguro, si la guardas en un parqueo, si la estás mirando, si no sales de noche. Nada importa para estar todos los días cerca de la muerte”, lamenta.
La joven describió el modus operandi del robo t espera que el ladrón sea capturado para que otro roba no corra el riesgo de convertirse en un evento de violencia.
“Le hacen un corte por donde se pone el cargador, el breaker se dispara, la alarma no suena, le rompen el seguro y bueno como no se pueden montar en algún punto su o sus colegas lo esperan”, dijo sobre la forma del robo.
Estos robos reflejan una tendencia creciente en Cuba, donde la difícil situación económica y la inflación han llevado a un aumento en los delitos. La ineficiencia policial en la resolución de estos casos ha llevado a muchos ciudadanos a buscar justicia por su cuenta, utilizando las redes sociales y grupos específicos como medio para obtener información y ofrecer recompensas.
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