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Una cantante y trompetista cubana de apenas 26 años ha logrado hacerse de un nombre en Uruguay y con su talento ya trabaja en seis orquestas locales.
Gleisis Estrada, natural de la Isla de la Juventud, lleva cinco años viviendo en Montevideo y asegura que se siente agradecida con el país sudamericano, donde ha podido seguir formándose en la música.
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En entrevista con el diario español El País, relató que fue criada por su madre y su abuela, quienes le inculcaron amor por la música. Con nueve años la inscribieron en la Escuela Vocacional de Arte, donde empezó a estudiar trompeta.
"Al tiempo fue que empecé a agarrarle cariño, a conocerlo un poco más, porque en realidad lo que me gustaba era cantar, pero en aquel momento no había profesor de canto y tuve que elegir un instrumento para ingresar", admitió ella.
A los 14 se mudó a la capital, donde estudió la licenciatura en música. Trabajó en la banda femenina Las Chicas del Sol y en la orquesta de Pedrito Calvo y la Nueva Justicia. En ese tiempo se enamoró de un joven uruguayo que estudiaba percusión en Cuba. En 2028, tras cinco años de noviazgo, su pareja decidió volver a su país y ella se fue con él.
En Uruguay se ha labrado un nombre. Además de las seis bandas en las que es fija, da clases, actúa como sesionista para varios artistas y forma parte de la banda del programa de televisión La Voz Uruguay.
Sin embargo, no ha podido cumplir su principal sueño: que su madre y su abuela la vean actuar en vivo en un escenario.
"Busco ir una vez al año a Cuba. Pero ellas nunca pudieron venir. Y no es lo mismo que yo les cuente que hice un Antel Arena y les mande fotos, como pasó dos veces ya; no van a lograr dimensionar", explicó.
Gleisis ha sufrido los obstáculos que padecen los migrantes cubanos allá donde van. "Siendo cubana necesito visa para ir a todos lados. Me perdí dos giras por eso y realmente me dejó muy mal, lloré un montón".
Sobre su último viaje a Cuba, dijo que se quedó muy triste por todo lo que vio y que fue duro dejar a su familia de nuevo. No obstante, se siente orgullosa de sus raíces.
"Por un lado está esa relación de sentirte triste porque genera mucha impotencia ver que todas tus amistades están esparcidas por el mundo y que una tenga que dejar a su familia, pero por otro, está el orgullo de haber nacido y haberme formado ahí", subrayó.
El pasado 2 de agosto, Gleisis participó en el concierto de Aymée Nuviola en el que le rindió homenaje a Celia Cruz en un auditorio de Montevideo, donde gran parte del público era cubano.
"Sentía algo muy raro, me emocioné muchísimo. Pensé en Cuba, en la situación allá, en mi familia", dijo.
"Mi país es hermoso y su cultura lo más grande que hay, pero infelizmente no queda otra que irse para poder escalar más alto. Agradezco mucho porque me dio toda mi formación y de forma gratuita. Además, la trompeta con la que toco actualmente, me la dieron en la escuela de música", subrayó.
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