Giraldo Fernández, un veterano de la Guerra de Angola, vive en un edificio en peligro de colapso cercano a donde tuvo lugar el derrumbe mortal de la pasada semana
Este cubano vive con la preocupación constante de que el techo de su edificio, donde viven 7 familias, también se derrumbe, según comenta en un reportaje de Martí Noticias.
Fernández vive desde 1984 en el edificio donde antes estuvo el hotel Mariposa. El hombre muestra a las cámaras un derrumbe parcial al interior del local y el techo apuntalado.
El edificio fue declarado inhabitable luego del derrumbe, pero las familias que no tiene donde vivir botaron los escombros y regresaron al lugar.
“No se ocupan de arreglar ni dar casa ni resolver los problemas. Cada día esto va pa atrás y pa atrás y pa atrás. Yo no entiendo, vaya”, se queja Giraldo.
Recientemente se conoció que el padre de Luis Alejandro Llerena Martínez, el bombero que falleció en el derrumbe de un edificio en la Habana Vieja, vive también en otro inmueble que está declarado inhabitable, a escasos 800 metros de donde murió su hijo.
El periodista Mario Vallejo, de Univisión, compartió en su perfil de Facebook imágenes que le envió un residente del edificio ubicado en la calle Refugio 60 entre Morro y Zulueta, frente a la antigua fábrica de tabaco La Corona, donde el gobierno construye un hotel.
Esta semana, un vecino de la calle Lamparilla, en La Habana Vieja, denunció que el derrumbe ocurrido el martes en un edificio multifamiliar pudo evitarse, pero que las autoridades no respondieron a los pedidos de ayuda que varias veces hizo la población.
“Evidente que se iba a caer. Soy el que alerté a todo el mundo hace cinco meses de que eso se estaba derrumbando, que salieran”, dijo el hombre a Martí Noticias, sin revelar su identidad.
Los habitantes del inmueble siniestrado conocían del peligro de derrumbe, pero no abandonaron sus hogares porque no tenían a dónde ir. Allí vivían un total de 54 personas en 13 núcleos familiares.
En el colapso murieron tres personas: Ramón Páez Frómeta, residente de 79 años, y dos bomberos rescatistas, Luis Alejandro Llerena Martínez, de 23 años y Yoandra Suárez López, de 40. Ambos fueron enterrados con honores militares en el Panteón de los Bomberos del Cementerio de Colón
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