Lolita, la orca que pasó las últimas cinco décadas de su vida en cautiverio en el Miami Seaquarium, murió de una “progresión de múltiples afecciones crónicas que incluyen enfermedad renal y neumonía”, según el informe de necropsia difundido este martes por el propio centro.
El Miami Seaquarium, que fuera el hogar de Lolita, indicó que los estudios fueron realizados por algunos de los veterinarios y patólogos más reputados de Estados Unidos, dirigidos por la Dra. Judy St Leger, una destacada experta en el campo, reseñó NBC6 Miami.
En el informe se mencionan como resultados post-mortem relevantes para la causa de la muerte de Lolita un padecimiento de neumonía broncointersticial aguda y crónica, degeneración renal y una afección cardíaca crónica con degeneración de las válvulas cardíacas.
Los resultados de los análisis realizados muestran que su deceso fue causado por la progresión de numerosas enfermedades crónicas, algunas de las cuales fueron provocadas por el envejecimiento.
“Lolita fue una de las orcas más longevas bajo cuidado humano hasta la fecha, superando en varios años la esperanza de vida promedio en estado salvaje”, dijo el Seaquarium en un comunicado de prensa. “La extrañamos profundamente y honraremos su memoria todos los días”, señalan.
“Toki o Tokitae” (como también se conocía a la orca) falleció el pasado 18 de agosto en el Miami Seaquarium. Sus restos fueron transportados al estado de Washington en septiembre y entregados a la tribu local Lummi.
Lolita fue capturada en 1970 y vendida al Miami Seaquarium por cerca de 20,000 dólares. Durante más de medio siglo, vivió en una piscina que no era adecuada para un animal de su tamaño y complejidad, según activistas de defensa de los derechos de los animales.
Su cautiverio fue motivo de debate entre los grupos protectores de animales, que lucharon durante años para liberar a la orca de su tanque en el Seaquarium.
El dueño del parque, Eduardo Albor, director general de The Dolphin Company, concesionaria del Miami Seaquarium, y la organización sin fines de lucro Friends of Toki, habían anunciado que, con el apoyo del propietario de los Indianapolis Colts, Jim Irsay, Lolita sería reubicada en un corral marino natural en el noroeste de Estados Unidos, en el área del Pacífico Norte donde fue capturada en 1970, entre el estado de Washington y la frontera con Canadá.
Hasta su fallecimiento, Lolita estuvo prisionera en una piscina de aproximadamente 60 pies (18 metros) de largo y con una profundidad máxima de 20 pies (6,1 metros). Cuando el parque solicitó una nueva licencia de expositor ante el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Lolita tuvo que dejar de actuar como requisito. Desde entonces no se la había visto más en público.
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