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Un grupo de cubanos se han unido para ayudar a "Manolito del Vedado" a cambiar sus espejuelos, un nuevo gesto solidario para un personaje muy querido y habitual de ese barrio habanero.
A comienzos de noviembre, Beatriz Alonso, una cubana que se identificó como “amiguita de Manolito desde hace muchos años”, de Marianao, explicó que él le pidió ayuda con una armadura para sus espejuelos porque usa “fondo de botella” y dice que no se quiere operar.
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La petición, hecha al calor de un café en La Cuevita, tomó más forma cuando Alonso fue a la casa de Manolito y conoció a su hermana, quien agradeció el nuevo gesto de cariño hacia su hermano.
"Gracias a todos por las buenas intenciones. La hermana no quiere pedir nada, pero todos sabemos la situación que estamos viviendo y sí, toda ayuda es necesaria", escribió Beatriz Alonso el pasado 12 de noviembre tras ir a casa de Manolito.
Finalmente este miércoles el singular personaje habanero visitó el Policlínico del Hospital Militar Carlos J. Finlay para medirse la vista y obtener la receta.
Ante la imposibilidad de hacerse los espejuelos en Cuba -debido a las conocidas carencias- varias personas se han ofrecido para compartir gastos y enviar desde el extranjero los espejuelos.
En redes sociales, decenas de personas han agradecido a Beatriz Alonso convertirse en gestora de esta buena acción, que se suma a los guiños de cariño de muchas personas que en los dos últimos meses extendieron su mano solidaria hacia el popular personaje del imaginario capitalino.
Todo comenzó en septiembre cuando la joven Yordanka Battle se encontró con Manolito y se extrañó porque este mostraba una actitud muy diferente a la que siempre había tenido. Al preguntarle por qué ya no bailaba como antes y por qué se le veía triste, Manolito contestó haciendo un gesto con los dedos indicando que no tenía dinero.
Limay Blanco vio el video y le nació la voluntad de apoyar a Manolito, ayuda que unas semanas después se convirtió en realidad gracias a la generosidad colectiva.
A finales de septiembre Limay Blanco hizo entrega formal de la ayuda prometida a Manolito del Vedado. Entre los regalos: una cama, un equipo de música, un televisor, dos ventiladores, una olla reina y algunos alimentos.
Tampoco faltaron unos pulovers personalizados que decían "Yo soy Manolito del Vedado" y unas gorras como le gustan a él: sin visera.
Manolito Pérez Roque, conocido como "Manolito del Vedado", es un paciente psiquiátrico devenido en un personaje muy querido y habitual de ese barrio habanero, donde deambula desde hace décadas mientras finge ser un cantante o locutor de radio.
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