A Alexis Copello lo conozco desde que, muy joven con apenas 19 años (2004-2005), ingresó directamente en la preselección nacional de atletismo en el área del triple salto por aquel tiempo guiada por el experimentado entrenador Sigfredo Banderas, y que, a pesar de su veteranía, se prepara con la mirada puesta en París.
En efecto, nos conocemos desde hace bastante tiempo. Recuerdo de esa época que yo fui subido al equipo grande sin pasar por la preselección juvenil, captado en efecto por el profe Banderas.
Imagínate yo al llegar y poder entrenar junto a grandes como Yoelvis Quesada, Yoandrys Betanzos, David Girald y un poco más joven, Osniel Tosca. Fue una bonita experiencia.
Oficialmente por Azerbaiyán comencé a competir en el Campeonato Mundial de Londres 2017; quedé fuera de los Olímpicos de Río por una firma que faltaba en mis papeles; lamentablemente la Federación Cubana nunca aprobó y ahí se me fueron esos Juegos.
En el Mundial ¿qué posición alcanzaste?
Fui quinto con 17 metros 16 centímetros, mi mejor marca de la temporada, casualmente empatado con mi compatriota Cristian Atanay Nápoles. Yo lo logré en mi primer intento. A tres centímetros quedamos de la medalla de bronce, el portugués Nelson Évora (17, 19)
Aspiraciones en París ¿cuántos cubanos pudieran subir al podio olímpico en tu disciplina?
Mira Julita, yo he atravesado un largo proceso de rehabilitación y ya tengo 38 años; mi meta es ubicarme en la final y ya allí, nadie sabe lo que pueda suceder. El mejor se puede ir con tres fouls, otro de los grandes puede no tener un buen día y sí tenerlo yo. Estar en la final es solo lo que necesito. Aspiro a llegar sano, sin molestias.
No pienso en marcas, entreno día a día para perfeccionar la técnica, mi estado físico, el rendimiento bajo la mirada atenta de uno de los grandes del campo y pista universal, tanto como atleta como entrenador, Iván Pedroso.
Todo nos va bien en Guadalajara que sabes por años ha sido la principal base de entrenamiento de los cubanos en Europa. Si el entrenamiento sale bien, la competencia también; el entrenamiento es el principal rival del atleta. Me propongo llegar a la Ciudad Luz, sano, sin lesiones.
Sabes que el trabajo del año se decide en una hora de competencia amén de que el nivel del triple en el planeta ha subido mucho y ya la calidad no se concentra en dos o tres atletas. Cualquiera te da una sorpresa.
Hablando de que ya no son dos ni tres los aspirantes a medallas ¿para ti existe la posibilidad de que tres cubanos ocupen el podio olímpico de París?
Para mí no es descabellado, no sería una locura. Ah… ¿que es complicado? Sí, lo es, pero locura no. Hay figuras que han venido sobresaliendo como el burquinés Hugues Fabrice Zango, primer humano en sobrepasar los 18 metros bajo techo y el jamaicano Jaydon Hibbert , quien ha volado por sobre los 17, 87 siendo aún juvenil pues nació en el 2005.
En paralelo marchan los cubanos Andy Díaz, ganador por dos años consecutivos de la fortísima Liga del Diamante, Pedro Pablo Pichardo que ha demostrado ser el mejor en grandes competiciones, actual campeón olímpico (17,98 metros en Tokío) y quien ha sobrepasado la barrera de los 18 metros: 18,08.
Está Jordan Díaz, un super talento que entrena aquí en Guadalajara bajo la égida de Iván así como los triplistas que representan a Cuba, Lázaro Martínez, dos medallas en los dos últimos Mundiales, y Christian Atanay, bronce en el Mundial de Budapest 2022; o sea, cualquiera de ellos puede aspirar al podio.
2023, año nada bueno para ti.
¡Uff! Yo diría que muy complicado, duro, difícil. Yo vengo arrastrando una rotura del tendón de Aquiles en mi pierna izquierda, grave lesión que me sucedió en Tokio durante los Juegos Olímpicos que se celebraron en 2021. Eso me provocó que no sentía lo mismo que antes en cuanto a la explosividad que se necesita para el brinco. La pisada no era igual. Intenté un cambio de piernas que sólo me perjudicó.
Llegué a saltar 16,81 tras ocho meses de operado. Tenía molestias en mi pierna izquierda pero así y todo decidí participar en el Mundial de Budapest y total, lo único que hice fue complicarme. Nunca me había pasado esto en mi carrera deportiva.
A propósito de tu carrera deportiva ¿qué es para ti entrenar con el Saltamontes Pedroso?
Lo primero que te digo es que coincidimos en el equipo nacional como atletas; él ya despidiéndose y yo llegando. Era un ídolo para nosotros, los más jóvenes. De gran saltador a gran entrenador. Lo reencontré ahora en Guadalajara pues él primero estuvo en Francia, donde llevó a altos sitiales en el mundo a Teddy Tamgho.
¿Cómo empezaste con él?
Lo contacté y él me aceptó y puedo decirte que es lo mejor que pudo haberme pasado. Estoy muy satisfecho con mi entrenamiento, sabe administrar mis cargas, los resultados lo reflejan. Iván Pedroso transmite sus vivencias como atleta, te compulsa a ser mejor, a cómo hacerlo en la competencia, la motivación, su forma de hablar te impulsa al éxito.
Me ha venido como anillo al dedo en esta segunda etapa mía en Europa. Hemos cambiado el sistema de entrenamiento pues no es lo mismo 20 que 38. Iván ha hecho mucho hincapié en la velocidad; el triple ha evolucionado. Tú sabes que los triplistas cubanos, guiados por la escuela rusa, apelábamos a la fuerza, a la potencia, a la técnica pero nos faltaba la velocidad para darle traslación a los saltos.
¿Por qué con tan buenos triplistas, ninguno sobrepasaba los 18 metros? Sencillo, por la poca velocidad. Ah, vino un Pichardo muy veloz y ahí tienes el resultado. Él combinó la técnica, la potencia y la velocidad. Iván trabaja mucho la velocidad.
Vamos a pensar en positivo y que tus esfuerzos se viesen premiados con una medalla en París 2024 ¿qué sentimientos experimentarías al ver la bandera de Azerbaiyán subir en lugar de la cubana?
No sabría decirte qué sensación podría sentir si escuchará el himno de Azerbaiyán en un podio, pero sí he tenido su bandera detrás de mí y créeme no es fácil.
Pensar que el poco apoyo, el mal trabajo que no respalda al atleta, esa penosa situación que vivimos en nuestro país, nos llevan a tomar decisiones que son durísimas: uno nació en Cuba, se hizo en Cuba, fuiste entrenado allí formando parte de la escuela cubana del triple, y al final, tener que tomar otro camino.
Se siente extraño pero sí te digo algo: no me arrepiento de nada. Dejé lo mejor de mi vida compitiendo por Cuba, mis mejores resultados fueron allí. Ahora compito por otra nación que me acogió, que me dio la posibilidad de saltar con 38 años. Estoy muy agradecido.
Ahora no tengo que pensar en mi rendimiento para poder participar en la gira ni si tengo derecho a comer en el comedor A, el B, el C, o el Z ¿qué es eso? Nunca lo entendí. Era rendimiento contra un plato de comida. Tremendo disparate. Eso no existe, eso nada más que se ve en ese país. Son cosas que están malas y no van a cambiar.
Alexis Copello “el largo” tuvo su mejor desempeño en Cuba: tercero y cuarto en los Mundiales de Berlín 2009 y Daegú 2011 y campeón de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.
Por Azerbaiyán, quinto en el Mundial de Londres 2017, cuarto en el Mundial Techado de Birmimgham y medallista de plata en el Europeo de Berlín en el 2018 y en el Europeo en pista cubierta del 2021 en Polonia.
En el 2016 obtuvo uno de sus mejores resultados al ubicarse segundo en la Liga de Diamante con 32 puntos. Su mejor marca personal es 17 metros 68 centímetros establecida en 2011 en Ávila, España.
¿Dónde vives actualmente?
Yo vivo en Madrid desde 2013 y como te dije entreno en Guadalajara, donde vive Pedroso. Allí tenemos un buen equipo con figuras de primer nivel como Yordan Díaz.
¿La familia para ti?
Es todo Julita; disfrutar día a día de ella es lo máximo a lo que un ser humano pueda aspirar. Aquí vivo con mi esposa María Eugenia y nuestras niñas Alexandra y Daniela, de seis y tres años, respectivamente. Lamento no tener a mis padres conmigo, ése es mi único pesar. La situación que se vive hoy en Cuba, ese día a día tan difícil… ¡es triste!
A pesar de que yo mando una ayuda, es difícil. La economía no da y más en Santiago de Cuba que es donde nací y viven mis padres. Allí se dificulta todo, mucho más que en La Habana. Yo sueño con que algún día puedan estar aquí conmigo.
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