Hugo Puig González, dueño del Bar K5, ubicado en Guanabo, La Habana, dijo sentirse sorprendido por la increíble respuesta que ha tenido la cena de fin de año que ofreció a 180 personas de bajos recursos.
“Hasta ahora la respuesta de la gente ha sido increíble. La repercusión ha sido tan positiva que yo estoy seguro que la próxima vez, el año que viene, el 31 o el 24 [de diciembre], va a haber cientos de cuentapropistas, cientos de restaurantes, cientos de cafeterías... que todo el que tenga algo lo va a compartir, cada uno a su nivel. Pero esto no es una cosa que yo crea, estoy seguro, porque me lo han dicho”, aseguró el empresario, entrevistado por Radio Televisión Martí.
Pese a la viralidad de esta cena, Puig González dice que es parte de un compromiso constante con la comunidad, y que su madre y su negocio ayudan con comida a ancianos.
“Esto hizo que ellos se sintieran por ese día personas importantes, personas que los trataron como lo que son. En los últimos años, bueno, no es un misterio, ni es un secreto, ni nada por el estilo, que se ha deteriorado mucho la situación económica, y esto a los primeros que golpea es a estos viejitos, a esos niños y a esas familias”, precisa.
Asimismo, explicó que además de los 180 comensales del día 31, también se les hizo llegar comida a través de algún familiar a personas que presentan discapacidad y no pudieron llegar al K5.
El empresario contó que la idea de la cena partió de una conversación con su esposa.
“Venía manejando el carro con mi esposa y le digo, Lore, vamos a coger la pierna nuestra de cerdo, que de todas maneras solo somos tres nada más, y lo que nos sobre vamos a hacer comida para los viejitos, vamos a hacer una comida rica, como la nuestra”, dijo.
“Y cuando estoy seguro de que ya puedo hacerlo, pongo el anuncio en internet diciendo: por favor, ayúdenme, quiero encontrar la manera de hacerle llegar a estas personas que vengan a comer aquí el día 31, a las 5 de la tarde, una comida bien hecha. Esa noticia se hizo viral y cogió una dimensión tal que yo ya el día 30, por la mañana, digo, esto no va a alcanzar”, agregó.
El dueño del Bar K5 no es partidario de llamar “caridad” a la iniciativa, y prefiere decir que se trata de una ayuda.
En la cena se usaron tres piernas de cerdo, que sus trabajadores se quedaron sin probar.
“Se quedaron sin comer. Comieron yuca, comieron congrí, ensalada, pero carne no había. La carne se dio toda en los platos a los viejitos, o en las cajitas. Esto a mí me emociona. Y cuando les digo, pero ustedes... se van a quedar sin comer, me dijeron: ‘no, no, aquí los que tenían que comer hoy eran los viejitos’”, relata.
“El cocinero, el chef, el principal, el que estuvo desde por la mañanita, el que preparó todo, tenía una sonrisa. Va para arriba y para abajo, con la sonrisa en la boca. Dice: 'yo nunca en mi vida me he sentido mejor’”, concluye.
Gracias a la generosidad del dueño y los trabajadores del Bar K5 en Guanabo, La Habana, 180 ancianos y niños de bajos recursos pudieron disfrutar de una cena de fin de año el pasado domingo 31 de diciembre.
Las imágenes del gesto altruista fueron difundidas por el dueño del negocio, quien dijo se trató de un evento inolvidable.
“Ayer 31 de diciembre, 180 viejitos y niños de muy bajos recursos, y el personal del Bar K5 tuvimos una cena de Fin de Año que no vamos a olvidar, los primeros disfrutando de la comida, nosotros disfrutando aún más de servírsela y brindarles un rato de felicidad”, comentó en Facebook
Este empresario cubano dijo que su intención era que los comensales “disfrutaran de la experiencia real de una cena de fin de año, es decir, sentarse a una mesa, y comer en un plato una buena comida, con música y en compañía”.
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