Cubana con enfermedad renal crónica llega a EE.UU. tras larga travesía y recibe ayuda médica

La mujer se siente optimista, nunca imaginó las oportunidades que el sistema de salud estadounidense da a personas en su condición.


La cubana Damilsy Medina Iznaga padece una enfermedad renal crónica y decidió abandonar su tierra natal para intentar curarse en Estados Unidos. Logró llegar y su calidad de vida mejora.

Damilsy ofreció una entrevista al periodista cubano Mario J. Pentón, donde narró cómo abandonó el país acompañada de su esposo, en un viaje por Nicaragua.


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El riesgo de que ella muriera en esa ruta migratoria antes de llegar a Estados Unidos era evidente, pero aún así Damilsy lo asumió y fue adelante con el proyecto.

Su sorpresa no solo fue llegar, sino descubrir las oportunidades que el sistema de salud estadounidense, conocido por ser uno de los más costosos del mundo, tenía reservadas para ayudar a personas en su delicada condición física.

"Necesito un trasplante (de riñón). Mi vida depende de una máquina a la que debo estar conectada como mínimo 10 horas al día. Salí un 22 de diciembre de La Habana, donde me hacían diálisis peritonial, un tratamiento al cual no todo el mundo tiene acceso. Lo lograba con sobornos", contó.

La cubana explica que su calidad de vida en la isla era cada vez peor porque los insumos escaseaban, debía reutilizar los pocos que tenía y otros simplemente no los conseguía.

"Yo no podía más porque las cosas en Cuba se estaban poniendo peor. Corría riesgos en los hospitales porque todo es reutilizado y cogí bacterias, infecciones en esos tratamientos. Yo quiero seguir viviendo y por eso emprendí esa travesía que todo el mundo me desaconsejó", dijo.

Ni sus familiares ni sus médicos en la isla le recomendaban a esta mujer emigrar cruzando fronteras hasta Estados Unidos, pero su deseo de ser curada era tan fuerte que no se detuvo.

"En la frontera se sorprendieron cuando la vieron llegar a ella con eso", dijo el esposo y agradeció a una joven en México que la ayudó a hacer la única diálisis que pudo en el camino, en la ciudad de Cancún.

"Salí de frontera con I220A, pero no importa, estoy en el país correcto", dijo esta mujer cuyo rostro emana optimismo y fe en que su salud se recuperará.

La pareja reconoció que en el sistema de salud estadounidense no es todo color de rosas, saben que hay tratamientos extremadamente costosos, pero también han visto en primera persona cómo existen seguros diseñados para personas de bajos ingresos que garantizan una buena calidad de vida, mucho mejor de la que tenían en Cuba.

"Fui al hospital por urgencia, cuando no tenía ni seguro, y me atendieron bien. Me hicieron hemodiálisis y me pusieron un tratamiento", comentó.

Su testimonio tira por tierra décadas de discursos comunistas en los que el régimen aseguraba que las personas sin recursos mueren en Estados Unidos sin atención médica.

La pareja explicó que al principio sentían mucho miedo, porque venían pensando que todo sería hostil pero luego descubrieron un lado humano en los estadounidenses, médicos solidarios, instituciones con ayudas que les facilitaron las vías y recursos para salir adelante.

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