Revelaciones del excapo del cartel de Medellín involucran a Raúl Castro con el narcotráfico

Carlos Lehder demuestra que Raúl Castro cerró los negocios con el Cártel de Medellín por los cuales después fueron fusilados cuatro militares cubanos.

Raúl y Fidel Castro © Francois Lochon/Getty Images
Raúl y Fidel Castro Foto © Francois Lochon/Getty Images

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Las recientes revelaciones del excapo del cartel de Medellín, Carlos Lehder, demuestran que Raúl Castro cerró los negocios con el Cártel de Medellín por los cuales después fueron fusilados cuatro militares cubanos, entre ellos el coronel Antonio de La Guardia y Arnaldo Ochoa.

El exnarcotraficante contó por primera vez cómo eran las relaciones de los llamados "extraditables" con los gobiernos de Cuba, Panamá, Nicaragua y Bahamas, a los cuales dieron millones de dólares para traficar a sus anchas la droga colombiana con destino a Estados Unidos, citó la revista Semana.


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Afirma que el dinero y el poder que acumularon los capos colombianos en los años ´80 no hubiesen sido posible sin la complicidad de estos regímenes. Reconocí de inmediato que el camino más fácil para llevar coca a Estados Unidos era "la diplomacia de la droga" a través de estos gobiernos, afirmó.

El excapo, uno de los más reconocidos de Colombia, dijo que fue testigo de cómo estos regímenes se sentaron en la mesa con narcotraficantes y recibieron millones de dólares que producía la cocaína.

Lehder, quien a diferencia de los otros “extraditables” tenía estudios, era bilingüe y tenía conocimiento del mundo, explicó que, si bien él se ocupó personalmente del control de Bahamas, gobernada por el ministro Lynden Pindling, también participó de las negociaciones con los Castro en Cuba e incluso en una ocasión pidió conocer a Raúl.

Dice que en el caso de la isla, los Castro se asociaron con Pablo Escobar Gaviria y Gonzalo Rodríguez Gacha, llamado el Mexicano; a través del coronel Antonio de la Guardia, quien era jefe de la Corporación de Importadores y Exportadores de Cuba (Cimex), agencia de ‘operaciones especiales’ de la dictadura castrista.

"La dictadura castrista, por intermedio de la Cipac, la agencia de inteligencia y operaciones especiales de La Habana, se había valido de una doctora cubanoamericana, pariente de una antigua compañera mía, para enviarme una invitación formal a visitar la isla, con todos los gastos pagos por el Gobierno", relató Lehder.

En la primera visita de negocios fue recibido por un grupo de oficiales vestidos de civil, y en una sala de espera conoció a los jefes de la misión, liderados por De la Guardia.

Explica que los cubanos creían que la visita era para comprar langosta, ron y cigarrillos, pero dice que él fue claro en que necesitaban la isla como trampolín para el contrabando de droga.

Inesperadamente, la respuesta de los cubanos abrió la puerta de un inmenso negocio: “Por ahora, solamente le puedo confirmar que necesitamos todos los dólares que podamos conseguir”, dijo el coronel Antonio de la Guardia.

Dice que en un primer momento le autorizaron a usar "Cayo Largo, una isla de veinte kilómetros de extensión, con una buena pista de aterrizaje, ubicada a cuarenta kilómetros del puerto de Cienfuegos” y en la primera fase Cimex le informó que "necesitaba recibir cinco millones de dólares en efectivo para cubrir los gastos del Gobierno en esa isla (…)".

"Usted tendrá las habitaciones que requiera en el segundo piso del hotel para residir allí con sus trabajadores; además, abriremos la cocina. No sabemos cuánta cocaína usted traerá a la isla, pero mientras más sea, mucho mejor; solo tendríamos que negociar el precio por kilo aterrizado", le dijeron.

Lehder señala que a pesar de esto quería relacionarse con los Castro, y pidió que le presentaran a Raúl.

Antes del encuentro De la Guardia le dijo: “Escúcheme bien: el protocolo obliga a respetar estrictamente el tiempo. Son cuatro minutos máximo para saludo de mano, frase de cortesía y despedida. Usted no mencionará su nombre propio”.

Luego lo requisaron, le quitaron el pasaporte y lo llevaron a una sala donde tras un anuncio “apareció un hombre de gafas que, mirándome astuta y fijamente, me dijo: –Mucho gusto, bienvenido a Cuba libre –me saludó, y me extendió su fría mano con el gesto glacial del potentado que saluda a un lustrabotas”.

Afirma que Raúl prosiguió: “Aquí en Cuba hemos logrado muchísimos avances en educación, medicina y agricultura. Nuestro comercio está creciendo, a pesar del bloqueo yanqui; la Revolución cubana es invencible. Disfrute su estadía. Puede retirarse”, relató el exnarco.

Dice que las cortas palabras de Raúl nada tenían que ver con el negocio, pero, cifradamente representaron un cierre del acuerdo por el que llegaron a la isla muchos cargamentos.

"Gustavo, el Mexicano y yo éramos los socios que estábamos metidos en el primer cargamento de cocaína enviado a Cayo Largo. Nuestra responsabilidad era hacerlo llegar a la isla", cuenta en sus memorias.

Agrega que el manejo del tráfico desde Cuba lo llevaba Gustavo Gaviria; mientras el coronel De la Guardia era el encargado de llevarlo a Bahamas, donde Lehder aún tenía contactos oficiales con el Gobierno.

A pesar de que el régimen cubano era del conocimiento de estos negocios, en 1989 De la Guardia, Arnaldo Ochoa, el capitán Jorge Martínez Valdés y el mayor Amado Padrón Trujillo fueron llevados ante un tribunal militar acusados de estar vinculados en operaciones de narcotráfico con el Cartel de Medellín.

En la mañana del 13 de julio de 1989 los cuatro fueron fusilados en La Habana y su ejecución fue anunciada horas después a través de la televisión cubana.

Algunos militares contaron a CiberCuba que ese verano Raúl Castro se descubrió llorando en la madrugada frente al espejo y se encabronó consigo mismo.

Actualmente Lehder, uno de los excapos más conocidos de Colombia, ha dicho que se opone a "la legalización de la droga, excepto la marihuana".

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