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Una cubana protestó ante la falta de sal en Cuba que solo se consigue en las mipymes a precios que superan los 500 pesos.
“¡Ya no hay ni sal! Una isla rodeada de mar. No recuerdo cuándo fue la última vez que la vendieron por la ‘canasta básica’. Pero, bueno, ¡si eso fuera lo único que padecemos...!”, se quejó la habanera Inés Casal, madre del activista y artista plástico Julio Llópiz-Casal.
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“Esta sal importada acabo de comprarla en un negocio particular de una Mypimes y me costó 530 CUP (1 libra y 10 0nzas)”, agregó en el post donde se incluye una imagen de una sal goya.
Casal decidió tomarse el asunto con un poco de humor sin dejar de denunciar la precaria situación en que viven los cubanos.
“Según un amigo y excolega ‘comer sin sal es igual que templar con preservativos’. Aunque hace unos años que no lo hago ni ‘con’ ni ‘sin’, tengo todavía memoria y buenos recuerdos, así que coincido con él. NOTA: No crean que porque tiro un poco a chiste esta anécdota se me ha pasado la indignación. Precisamente lo hago para que las arterias se me limpien un poco”, concluyó.
La escasez de sal en Cuba ha sido una constante en los últimos meses.
En abril pasado, el gobierno cubano informaba que el déficit de medios de transporte era la principal causa de que las bodegas estatales no cuenten con la sal que se vende de manera racionada a los cubanos.
En los almacenes de las salinas cubanas había ese mes más de 9,500 toneladas de sal, dispuestas para su distribución, pero la población debe comprarla en el mercado informal a unos 150 pesos o en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC).
Sin embargo, más allá de que el gobierno no admite ningún problema en sus salinas, importa sal de otros países como España.
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