El Partido Comunista de Cuba (PCC) llamó a llevar adelante una cruzada contra los delitos e ilegalidades que proliferan en el país en medio de la crisis sin precedentes que atraviesa el régimen totalitario que lleva más de 60 años en el poder.
“La dirección de la Revolución ha reiterado el llamado a cerrar filas y a actuar con mano dura, con firmeza, sin paños tibios ni blandenguería, y con apego a la Ley, como se ha actuado siempre contra estas manifestaciones delictivas”, indicó el diario oficialista Granma.
En un editorial, el “órgano oficial” del PCC revivió las “enseñanzas” del dictador Fidel Castro acerca de la “batalla de todo el pueblo contra las actividades antisociales y delictivas”, que consideró imprescindibles en un contexto de resquebrajamiento de la moral y la unidad monolítica del régimen.
Esta crisis del sistema sociopolítico imperante por más de seis décadas, sumada a la debacle económica del momento actual, tiene su reflejo en un aumento de la delincuencia y la violencia en la Isla. Granma admitió que los indicadores en ese sentido son claros.
“A pesar de estos ingentes esfuerzos, la situación del delito, la corrupción, las ilegalidades e indisciplinas sociales se mantiene compleja, signada por el adverso escenario socioeconómico”, reconoció.
En ese sentido, señaló que los órganos represivos del país priorizan “el descubrimiento y neutralización de la delincuencia y sus actos, principalmente violentos; la localización y captura de individuos circulados; se refuerza la identificación de personas y la revisión de vehículos en puntos de control de la Policía Nacional Revolucionaria”.
“En paralelo, se enfatiza en medidas dirigidas a incrementar la seguridad y protección de centros de comercio y sociales, bodegas, escuelas, círculos infantiles y otros que resguardan productos destinados a la población”, añadió, aludiendo al alarmante aumento de los robos en Cuba.
Esgrimiendo la narrativa de mano dura contra el delito, eficaz herramienta de control y represión de la población, el partido único del régimen cubano advirtió fundamentalmente a los jóvenes que será implacable contra aquellos “que aprecian en el delito y la ilegalidad una vía fácil y rápida de obtener ganancias”.
Sin embargo, el aviso se hizo extensivo a otros sectores de la sociedad, señalando Granma a funcionarios, cuadros y dirigentes de las empresas estatales y organismos del régimen, a los que recordó las palabras de Castro en 1977, alertando de la necesidad de “luchar sin tregua contra todo negligente, contra todo espíritu burocrático, contra toda indolencia, sin tregua, de la misma manera que luchamos y estamos luchando contra la delincuencia”.
Asimismo, hizo hincapié en la “necesaria unidad” para enfrentar los delitos e ilegalidades en Cuba. Recordando palabras del general Raúl Castro, el órgano oficial del PCC apeló a la unidad monolítica para no dejar fisuras por donde se pueda erosionar el régimen totalitario.
“Es precisamente con unidad, cohesión y firmeza revolucionaria como podemos afrontar y derrotar la corrupción, el delito, las ilegalidades e indisciplinas sociales, que atentan contra el bienestar social y conquistas sagradas del pueblo cubano: la seguridad, el orden y la tranquilidad ciudadana”, dijo el gobernante que dejó las riendas del poder a Miguel Díaz-Canel, a pesar de sus esporádicas apariciones amagando tener “un pie en el estribo”.
Granma no ofreció datos sobre delincuencia y criminalidad en el país, no citó estudios de instituciones o expertos independientes, y no responsabilizó al régimen imperante del estado actual de cosas en Cuba, escudándose como siempre en el “bloqueo”, las presuntas “acciones del enemigo” y la “crisis económica internacional”.
Pero su editorial, replicado en todos los medios oficialistas del país, desde la prensa hasta la televisión (todos estatales y bajo el control del PCC), dejó bien claro que, frente al malestar social y la indignación creciente entre la sociedad civil, el régimen comunista reforzará la “mano dura” contra los que atenten contra el statu quo, ya sea el ladrón que roba en una bodega, el cuadro corrupto o el activista que reclame un cambio de rumbo en el país.
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