La ciudad de Tapachula en la frontera de México con Guatemala se ha convertido en un impenetrable cuello de botella para miles de cubanos que llevan meses varados en esa localidad.
Imposibilitados de seguir rumbo a Estados Unidos y con las citas a través de la plataforma CBP One demoradas, muchos que han optado por pedir refugio político a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), pero tampoco han obtenido respuestas sobre sus trámites migratorios.
El Centro de Dignificación Humana (CDH) y defensores de migrantes, denunciaron en declaraciones a la agencia de noticias EFE que la situación se ha vuelto alarmante y que, en definitiva, "la COMAR no sirve para nada".
El abogado José Luis Pérez, especialista en Migración y Grupos Vulnerables, describió a Tapachula como un "gran embudo" y un "cuello de botella de Latinoamérica" porque de nada sirve que exista COMAR, pues no les ofrece la posibilidad de regularizarse.
Los cubanos ocupan el segundo lugar en solicitudes de refugio en lo que va del año, con un total de 2,352 peticiones, quedando solo por debajo de Honduras, que registró 3,213 solicitudes.
Sin embargo, muchos pasaron hasta siete meses esperando la respuesta de la COMAR y en febrero les llegó una solución no favorable a sus casos.
Un joven denunció que le negaron la solicitud presentada en agosto del pasado año y ahora sigue sin documentos para trabajar y mantener a sus dos hijos.
En 2023 los migrantes de la isla ocuparon el tercer lugar en solicitudes de asilo en México con 18,386 peticiones, superados por Haití y Honduras.
Este último dato representa un incremento del 1.09% respecto a las solicitudes récord del año 2022.
En septiembre de 2023 había en Tapachula más de 20 mil cubanos varados que enfrentaban serias dificultades para insertarse laboralmente.
Los de la nación caribeña también se involucraron en varias caravanas para presionar a las autoridades a agilizar la solución de sus casos. En noviembre de ese año una cubana fue víctima de feminicidio en ese estado. Murió asesinada por su expareja mientras trabajaba en un restaurante y el hombre, también cubano migrante, fue condenado a 30 años de cárcel.
A pesar de estos problemas los migrantes de la isla no se desalientan y siguen emprendiendo la travesía por Centroamérica empujados por la grave situación en su país, donde la carencia de productos básicos y alimentos, la inflación y la falta de libertades y oportunidades han servido de detonante para la mayor crisis migratoria cubana de la historia.
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