Transcurrida más de la mitad de febrero, los apagones en Cuba siguen produciéndose de forma masiva, prolongada y sistemática.
Pasadas las fechas de celebraciones de Año Nuevo, la población cubana ha sido testigo de un drástico recorte en la generación de energía, una situación que la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) intenta normalizar con sus diarias notas informativas.
Si bien los primeros días de enero, la empresa estatal avisaba de cortes de luz en torno a los 200 MW, a mediados de mes ya se producían los primeros apagones masivos del año, con afectaciones superiores a los 800 MW.
La tendencia ha ido en aumento y, desde hace un par de semanas, los cubanos sufren cortes del suministro eléctrico durante todo el día, superando los 900 y 1,000 MW de afectaciones en el horario pico.
Para este domingo, “se estima para la hora pico una disponibilidad de 2,063 MW y una demanda máxima de 2,950 MW, para un déficit de 887 MW, por lo que de mantenerse las condiciones previstas se pronostica una afectación de 957 MW en este horario”.
La escasez de combustible mantiene fuera de circulación a “85 centrales de generación distribuida, la Patana de Regla, los motores del Fuel de Moa y la patana de Santiago de Cuba para un total de 742 MW”, indicó la UNE en sus redes sociales.
“En el día de ayer [sábado] se afectó el servicio por déficit de capacidad de generación desde las 06:21 horas de la mañana hasta las 00:02 horas del día de hoy. La máxima afectación en el día fue de 1,085 MW a las 18:50 horas, coincidiendo con la hora pico”, precisó la empresa que dirige Alfredo López Valdés.
Mientras tanto, el “movimiento de cuadros” iniciado por el gobernante Miguel Díaz-Canel para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, sigue sin afectar al ministerio de Energía y Minas, ni a la empresa que supervisa personal y constantemente el comandante del régimen, Ramiro Valdés.
La prensa oficialista, por su parte, dedica sus coberturas a los proyectos de generación eléctrica a partir de las fuentes renovables de energía, mostrando placas solares y empresas que las instalan, como si el futuro inmediato de los clientes de la UNE fuera luminoso.
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