Zeriocha Melián es doctora y madre de un joven enfermero, que falleció en Cuba debido, según la familia, a una mala praxis médica. Enrique Carreras Melián murió a los 19 años después de diez días en la unidad de terapia intensiva del Hospital Cimeq, de la capital cubana. Los hechos se remontan al año 2007, cuando el paciente acudió con asma al policlínico Portuondo, de Marianao, en La Habana, y allí tuvo una complicación y lo dieron por muerto, cuando en realidad estaba vivo. "Después de eso estuvo 10 días en el Cimeq. No estaba muerto", lamenta su madre.
Enrique Carreras Melián nació el 4 de noviembre de 1988 y falleció el 25 de octubre de 2007. A su madre aún se le entrecorta la voz cuando saca fuerzas para contar su historia. Han pasado 17 años, pero el dolor sigue ahí como si hubiera ocurrido ayer. Superado el duelo, ella ha sacado fuerzas para denunciar que nadie pagó por la muerte de su hijo. Todo lo contrario. Fueron a juicio, pero los médicos que le dieron por muerto en el policlínico salieron de misión. "Los premiaron para quitarlos del medio", asegura esta madre, residente en New Jersey, en los Estados Unidos, país en el que recaló después de formar parte de misiones médicas en Brasil y Venezuela.
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Zeriocha Melián asegura que el caso de su hijo "sonó mucho en La Habana", pero "nunca se hizo justicia". "Falleció bajo una iatrogenia del Gobierno cubano", concluye.
El caso de esta madre, no es ni mucho menos, un hecho aislado en un país donde cada vez se invierte menos en la sanidad pública. A finales del año pasado el Observatorio Cubano de Auditoría Social acusó al Grupo Empresarial Gaesa de saquear el sistema de salud cubano durante más de una década, al apropiarse de casi 70 mil millones de dólares provenientes de los salarios del personal sanitario destinado en misiones en el extranjero.
Pese a que el régimen prometió que ese dinero procedente de las brigadas internacionales se reinvertiría en los hospitales de la Isla, la realidad ya no se puede ocultar. Tanto a nivel higiénico, como de equipamiento, instalaciones, mobiliario y recursos, los hospitales cubanos muestran signos evidentes de desinversión.
Los propios datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba demuestran que en los últimos 13 años el régimen invirtió más en hoteles, que en hospitales. De esta forma, entre 2007 y 2018 el número de centros hospitalarios decreció un 32% y en 2011 se cerraron todos los centros de salud rurales y un 9% de policlínicos.
Las denuncias por negligencias médicas son continuas en redes sociales. En febrero del año pasado, un padre denunció la muerte de su bebé de ocho meses por un "diagnóstico fallido".
El caso más sonado ha sido el de varios médicos de Bayamo, condenados a tres años de prisión domiciliaria por una supuesta negligencia médica que desembocó en el fallecimiento de un paciente durante una intervención quirúrgica para la que no había recursos disponibles.
También el año pasado denunció una negligencia médica, la familia de una joven que padecía dengue hemorrágico y murió después de 20 días sin un diagnóstico claro en Cuba.
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