Lucía Betancourt Álvarez es presidenta de un CDR en Cuba y ha montado, junto a su hijo de 24 años, un huerto en Los Pinos, una localidad del municipio Arroyo Naranjo, en La Habana. Allí han sembrado maíz, habichuelas, tomates y ají. Ambos aseguran que donan parte de sus cosechas a la comunidad. Esto no tendría mayor relevancia si no fuera porque uno de los cinco ex espías, Gerardo Hernández, ha felicitado a la familia por sumarse al proyecto de autoabastecimiento "Cultiva tu pedacito". Y madre e hijo se han prestado a grabar un vídeo en el que se ve al joven azadón en mano, guataqueando, con una foto de Fidel Castro, sonriendo a su espalda y una bandera cubana ondeando en el mismo plano.
En el audiovisual propagandístico se le escucha a ambos decir al unísono: "Cultiva tu pedacito", para cerrar con broche de oro una puesta en escena que el ex espía Hernández celebró en la red social X (antigua Twitter) con un eufórico: "Sí se puede".
No es la primera vez que el coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) hace un comentario exaltado, inspirado en iniciativas de autoconsumo, como la de Juana Aleida, una anciana que sembró ajos, especias y malanga en macetas, en el balcón de su apartamento, ubicado en un cuarto piso, en La Lisa (Marianao), también en La Habana. Este hecho no sería noticia en ningún otro país del mundo, pero al sistema propagandístico de la Isla le sirvió de gancho para impulsar la campaña "Cultiva tu pedacito", que pretende fomentar la siembra de supervivencia (ellos le llaman fomentar la soberanía alimentaria) en una Isla azotada por la escasez y la carestía de productos básicos.
Y, por supuesto, el ex espía, devenido en político, se hizo la foto de rigor en el pedacito de Juana Aleida y, como era de esperar, la imagen no pasó desapercibida. Inmediatamente disparó hasta 1.500 comentarios de cubanos que recordaron al jefe de la maquinaria de control del Partido Comunista en los barrios, la situación de vulnerabilidad en la que el régimen mantiene, sobre todo, a las personas mayores. Lejos de recapacitar Hernández arremetió contra quienes le critican por utilizar la miseria ajena para hacer política. Él no habló de supervivencia en los pedacitos cultivados sino de "ser creativos para resistir".
Quienes sufren la escasez en Cuba, han apostado por aprovechar cualquier pedacito de tierra para sacarle provecho. Es el caso de vecinos del Vedado, que han sembrado plataneras en la céntrica calle 21. Hay ejemplos más peregrinos, como el de residentes en el Cerro, que también sembraron plátanos en un bache histórico de su barrio.
Algo similar ocurrió en la calle Mujica, entre Río y Cuba, de Matanzas, en la que los vecinos plantaron plátano, maíz, malanga y calabaza en una vía que llevaba años cerrada al tráfico. Tras hacerse viral la noticia, el Gobierno tomó cartas en el asunto y reparó la calzada.
Pero el ingenio de los cubanos rozó máximos históricos cuando se supo que trabajadores del hotel Rancho El Tesoro, de La Isla de la Juventud, estaban criando clarias en una antigua cisterna en desuso de la instalación, de dos estrellas, perteneciente a la cadena Gran Caribe.
No se trata solo de cultivar tu pedacito en tierra, sino también de sacarle comida al agua dulce. De hecho, en el hotel de la Isla de la Juventud se sembraron 400 clarias de 400 gramos, de las que se desconoce su evolución y si, como estaba previsto, llegaron a servirse a los visitantes.
Ante la escasez de alimentos en Cuba, el Gobierno prorrogó hasta el próximo 31 de marzo la importación sin carácter comercial, libre de aranceles, de alimentos, medicamentos y artículos de aseo, sin límites en su valor. Esto permite a familias residentes en países como España o Cuba enviar avituallamiento a los parientes que les quedan en la Isla y que ven cómo se disparan los precios de productos de primera necesidad.
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