En una confluencia de devoción, historia y cultura, Santiago de Cuba rinde homenaje a su catedral, un faro de fe que este año alcanza su quinto centenario.
La primera diócesis en territorio cubano marca este hito con un Año Jubilar, que fue proclamado por el Vaticano a petición del arzobispado santiaguero, monseñor Dionisio García Ibañez, quien lideró las celebraciones con una peregrinación de obispos cubanos y una misa solemne este miércoles.
La catedral de Nuestra Señora de la Asunción no sólo es un testimonio de fe, sino un cruce de caminos donde se fusionaron influencias culturales y espirituales.
Fundada en 1523, trasladada de Baracoa a Santiago de Cuba por dificultades logísticas y por solicitud del primer obispo designado, destaca con ecos del encuentro entre diferentes mundos y la persistencia de un mensaje religioso a través de los siglos.
El Papa Francisco, reconociendo la relevancia histórica y espiritual de la diócesis, concedió una indulgencia plenaria a quienes visiten este lugar sacro durante el periodo jubilar.
Monseñor García Ibañez llamó a la reflexión, conversión y celebración de la vida en medio de los desafíos crecientes en Cuba.
Abogó por la oportunidad del Año Jubilar como un momento de retorno a Dios y de búsqueda de consuelo en la fe. La catedral, testigo de incontables eventos significativos en la vida nacional, recibió a peregrinos y a la congregación eclesiástica para fortalecer el tejido espiritual de la ciudad.
Este aniversario de la catedral santiaguera sirve para reconocer su rol no solo como casa de oración, sino como custodio de una riqueza cultural que trasciende lo religioso, penetrando en la identidad y la memoria colectiva de los cubanos.
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