Una madre cubana denuncia que su hija, de 15 años, ha sido violada por el subdirector del Politécnico Panchito Gómez Toro, de Holguín, al que asistía la menor, que tiene diagnosticada una edad mental de 10 años. Los hechos se remontan al 7 de septiembre pasado cuando el hombre, valiéndose de su autoridad, llevó a la adolescente, a las 7.00 am, a un aula situada en un cuarto piso de la escuela, cerró la puerta con candado y mantuvo con ella relaciones sexuales no consentidas ya que la niña quiso salir de allí y él no se lo permitió. Sin embargo, la Justicia cubana entiende que si no gritó, no es una violación sino un delito menor.
La madre está desesperada porque el fiscal Álvaro Wilfredo Sánchez Domínguez desestimó la petición de prisión preventiva para el acusado, Miguel Antonio R. S., hecha por la defensa de la víctima. Ella defiende que estamos ante una violación porque siete días después de los hechos, los médicos aún detectaron en la menor signos de violencia. Se da la circunstancia de que la adolescente aún era señorita en el momento en que el subdirector la encerró en el aula.
En opinión de la madre de la niña, el proceso judicial está "viciado" porque la propia esposa del subdirector de la escuela asegura que éste tiene una hermana de la Seguridad del Estado en Holguín. Para ella la decepción es mayúscula porque asegura que pertenece a "una generación donde la protección de un menor de edad era prioritaria, donde creíamos que existía la justicia y que por si una mala jugada del destino éramos víctima de determinado delito, podríamos acudir al Estado por protección. Era de esa generación", señala en una carta enviada a CiberCuba.
"Hoy me he dado cuenta de que la diferencia entre una violación sexual o no, entre las edades de 12 a 18 años, dependen de una sola palabra: consentimiento. Hoy me siento desamparada, frustrada, pero no vencida", añade en su misiva.
Le duele, además, que "los funcionarios en quien depositamos confianza para impartir justicia y control, estén llenos de prejuicios insensibilidad y apuro por terminar y aumentar una estadística". Y en este punto cuenta la experiencia desagradable que vivió su hija en el interrogatorio al que fue sometida por un funcionario que no entendió que estaba haciéndole preguntas a una niña violada y con un grado de discapacidad. En la entrevista, según explica, obligaron a su hija a responder con monosílabos: sí o no.
La niña, que recibe tratamiento psicológico desde que tenía cinco años, porque es tímida, retraída y tiene "una capacidad mental reducida", cambió de la noche a la mañana tras el suceso. La madre empezó a notar que dormía mal y hablaba dormida. Finalmente se enteró porque la niña lo comentó a una amiga del politécnico y ésta se lo dijo a su mamá que, a su vez, se lo contó a la guía base de su escuela. Esta profesora fue quien la llamó y le informó de lo ocurrido.
A partir de que el centro tuvo conocimiento de lo ocurrido tomó medidas inmediatas con el subdirector. "Educación actuó rápido y bien y tiene un expediente muy bueno y completo. Los que se están durmiendo y viciando el caso están en la Policía. Educación investigó bien e inmediatamente decidió retirarlo de sistema. Por la parte administrativa no tengo quejas", señaló la madre en conversación con CiberCuba.
Ella cuestiona que su hija, con una edad mental de 10 años, pueda exonerar de responsabilidad al subdirector de la escuela, solo porque la ley entiende que al no existir violencia, fuerza o intimidación no es violación, sino un delito menor penado con entre 1 y 3 años de cárcel. La madre cuestiona, además, que teniendo en cuenta la discapacidad de su hija se entienda que pudo haber consentimiento, teniendo en cuenta que el subdirector le triplica en edad y en madurez.
Ella entiende que la ley debería tener en cuenta, como lo tiene en países como España, las circunstancias en las que la menor mantuvo relaciones sexuales: encerrada y sin poder salir, en una cuarta planta donde gritar no era una opción porque no iba a escucharla nadie por lo que entiende que es una violación de manual.
A todo esto hay que sumar que tras lo ocurrido y antes de que llegara la denuncia ante la Policía, el subdirector dejó de prestar atención a la niña, a la que antes de abusar de ella agasajaba continuamente regalándole comida y "chupas". Nada más tener conocimiento del caso, la madre pidió el traslado de centro y la menor estudia ya en otra escuela. Hasta la fecha no ha vuelto a encontrarse con su violador, pero tiene miedo de que él aparezca en cualquier momento porque la justicia cubana decidió que en este caso no es necesaria la prisión preventiva.
Éste no es el primer caso de una madre cubana que denuncia la laxitud de la Justicia cubana a la hora de juzgar a los violadores. En junio de 2021, CiberCuba publicó el caso de una menor de 13 años que sufrió una violación grupal y lejos de encarcelar a los violadores, los dejaron en libertad y estos iniciaron una campaña para desacreditar a la niña. Ante la presión mediática, se aceleró el proceso y los seis violadores fueron condenados a penas de 21 años de cárcel.
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