Madre cubana tras un mes sin agua en La Habana: "Ya no aguanto más"

Una madre cubana, residente en la localidad de Cojímar, en La Habana, denunció que el agua no llega a su casa hace más de un mes.


Teresa Castro, residente en Cojímar, La Habana, expresó su profunda indignación por la crítica situación que enfrenta la localidad debido a los problemas con el suministro de agua.

Castro, madre de una niña pequeña, compartió en una transmisión en la red social Facebook su frustración porque hace más de un mes no llega al hogar el preciado líquido y reconoció que su familia puede bañarse y cocinar gracias a la ayuda de los vecinos.


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“Vean los tanques de mi casa. ¡Secos! ¿Qué es lo que quiere decir que los tanques estén secos? Que hace tremendo tiempo que yo no tengo agua. Llevo más de cinco días cargando agua de casa de los vecinos”, explicó al tiempo que mostraba los depósitos del patio y los que están en el techo de la vivienda.

Mientras relató la precaria situación de la comunidad con el acceso al agua, también señaló otros problemas como los apagones, la acumulación de desechos en la vía pública y la falta de combustible que imposibilita la movilidad de las pipas, y además cuestionó la eficacia del gobierno para resolver esas situaciones.

“Entonces ya yo no sé a dónde ir, ni qué decir, ni dónde quejarme, es demasiado, demasiado demasiado demasiado para tolerar. Tampoco tengo corriente pero bueno no me voy a quejar porque sé que es que están arreglando”, dijo la joven madre. “Pero bueno sin agua, sin corriente, lo único que me falta es que se acabe el gas, y que no haya gas en el punto para comprar”.

En su denuncia, Castro señaló la desigualdad en la distribución de agua, porque mientras algunos vecinos reciben al menos un “buchito”, otros, como ella, no ven correr ni una gota por las tuberías desde hace ya más de un mes.

La también modelo de profesión visitó la casa de una vecina, madre de dos niños de cuatro años, en la misma situación de vulnerabilidad.

“No, no tengo agua, y mira cómo está la esquina, después dicen que no hay petróleo para las pipas y mira cómo está la esquina”, le respondió la vecina, mientras advertía la cantidad de camiones en el sitio para recoger los desechos.

“Y lo más lindo, como a mí no me dan culeros, mis niños no tienen edad, tengo que estar pidiéndole a los vecinos agua, si hay, para lavar los meaos, imagínense ustedes, ni culeros ni toallitas húmedas me dan. Nada. ¿Con qué lavo, con la saliva? No me diga”, exclamó indignada la mujer.

En su directa, Castro pidió varias veces a sus seguidores compartir la publicación para que se hiciera viral y dijo no importarle que toquen su puerta o la llamen gusana, porque solo desea los tanques llenos.

“Porque tú vas y te quejas y el delegado te dice ‘sí, que hice el reporte’. ¡Cuatro días mi mamá estuvo esperando la pipa y nunca llegó! ¿Por qué? Porque él nunca hizo el reporte, porque no le importa, porque en su casa él tiene agua. Cuando se le acaba, él llama ‘tráiganme agua que no tengo’, así sea a las tres, cuatro de la mañana, vienen y le traen la pipa”, aseguró.

La madre de Teresa también intervino y le informó a su hija que el problema era la falta de dinero para comprar un motor para aumentar la presión del agua que llega por tubería.

En un momento de reflexión, Castro cuestionó: “¡Vergüenza es lo que no hay en este país! Por eso es que todo el mundo se quiere ir, se quejan de que el país se está quedando vacío, todo el mundo tiene que irse, ya sea en lancha, en lo que sea”.

Los habitantes de Cojímar no son los únicos en La Habana afectados por la crisis del acceso al agua, ni es un problema nuevo.

En febrero, el activista cubano Alberto Turís Betancourt Pérez protestó en las calles con un cartel para denunciar las tupiciones en La Habana Vieja y la contaminación del agua potable.

El joven aseguró que, aunque la empresa Aguas de La Habana sabía que el líquido estaba contaminado con heces fecales, no solucionaba nada.

En 2023, el gobierno reconoció que unas 156 mil personas en Cuba tenían una situación crítica con el acceso al agua potable.

Este problema genera descontento en la población, como sucedió en octubre con los vecinos de La Favela, en el municipio guantanamero de Maisí, quienes finalmente recibieron agua potable tras la protesta que hicieron varias madres acompañadas de sus hijos.

Similar situación ocurrió en La Habana al mes siguiente, cuando un grupo de mujeres, algunas con niños en brazos, protestaron por la escasez de este recurso.

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